La droga más consumida en Colombia y el mundo es el alcohol. En el país tenemos más de 40 mil muertes anuales relacionadas con el uso de drogas, de las cuales solo por alcohol y tabaco son cerca de 30 mil. Algo dramático, porque son ‘drogas legales’ sobre lo cual vale la pena enfatizar.

Desafortunadamente el hecho de ser el alcohol una droga legal, socialmente aceptada y de masivo uso recreativo, ha favorecido la expansión de sus poderosos efectos nocivos en los humanos. Nuevos estudios reconfirman la visión equivocada de un sector de la sociedad.

No hay dosis siquiera medianamente protectora en cuanto al consumo de alcohol se refiere. Ningún tipo de bebida que contenga alcohol es inofensiva y cualquier cantidad es nociva para la salud humana. Ni siquiera el falso paradigma sobre ciertos beneficios de la ingesta de algunas cantidades de vino al día, puede tener hoy algo de verdad. Esto tiene más explicación en el autoengaño y la falsa justificación que la gente facilista se quiere hacer para no aceptar un error grave que se comete con frecuencia.

“El consumo de bebidas alcohólicas está asociado a un aumento en el riesgo de sufrir cáncer de boca, faringe, laringe, esófago, colon y recto, mama e hígado”, fue una de las conclusiones de un estudio realizado por el Instituto Nacional Francés del Cáncer (Inca).

Para Didier Houssin, quien ha sido director de la Sanidad francesa, en la relación alcohol-cáncer no hay “dosis protectora”. Ello reafirma que ninguna bebida que contenga alcohol puede traer beneficios para la salud en ninguna cantidad. Con sus efectos invisibles, “las pequeñas dosis reiteradas son las más nocivas”, ha concluido Dominique Maraninchi (presidente del Inca). “Se desaconseja todo consumo diario de vino”, reiteró también Paule Martel, directora de investigación del Instituto de Investigación Agrónoma (Inra).

Fabio Arévalo

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Ahora el riesgo aumenta en casi un 10 %, en el caso del cáncer de colon y recto, si se toma una copa al día. Se sube incluso a un 168 % para los cánceres de boca, faringe y laringe. Ello se debe a la transformación del etanol en acetaldehído (un tóxico poderosamente agresivo); además, el etanol aumenta la permeabilidad de la mucosa a los elementos cancerígenos como el tabaco.

El consumo crónico de alcohol produce una deficiencia de ácido fólico, algo que favorece el cáncer colorrectal (intestino grueso). En Francia, el consumo de alcohol es, por detrás del tabaco, la segunda causa evitable de muerte por cáncer (10,8 % de los fallecidos por patologías cancerígenas entre hombres y 4,5 % entre mujeres). Dato concluyente para dimensionar los riesgos, ya que todo inicia con pequeñas dosis y en el consumo de licor no deben existir términos medios.

Se ha pronunciado la Asociación Estadounidense de Oncólogos Clínicos, que reúne a los más expertos profesionales en esa enfermedad. En un artículo en la revista Clinical Oncology ha concluido que la relación entre alcohol y cáncer es más estrecha de lo que se pensaba. Hasta una copa podría aumentar las probabilidades de cáncer de seno en las mujeres, además de provocar otros.

El alcohol interfiere en el metabolismo humano

Las alteraciones fisiológicas que provoca el alcohol son tan poderosas que desequilibran el metabolismo humano. Es conocido el efecto sobre el sistema nervioso y en la esfera mental (que define muchas actitudes), con graves disturbios del comportamiento que tiene otras consecuencias. En tantos casos pueden ser aún más graves. Riesgo de accidentes, hechos violentos y profundos daños psicológicos, son fuertes argumentos para evitar la ingesta de licores.

Pero además metabólicamente es el hígado el principal órgano blanco directamente afectado; la cirrosis alcohólica y el cáncer hepático han cobrado millones de víctimas en el mundo. De la misma manera su acción directa en los sistemas cardiovascular, nervioso y digestivo, es letal aún en cantidades bajas dada su poderosa toxicidad a veces imperceptible por los bebedores.

Y algo que pasa tantas veces desapercibido, el páncreas. El riesgo de una pancreatitis aguda se multiplica con dosis moderada de alcohol, comidas cargadas de grasas, condimentos y otras mixturas similares. Particularmente en quienes tienen sobrepeso con un subido porcentaje de grasa corporal y colesterol alto.

En estos casos tres o cuatro whiskeys o vinos podrían ser letales en pacientes sedentarios, sobrepesados y con escaso cuidado en la alimentación. La falla pancreática podría ser súbita afectando el hígado y los riñones, hasta desencadenar en un colapso multisistémico fatal. Esa es la explicación en tantos casos aparentemente inexplicables de muertes repentinas en personas aparentemente sanas y que beben poquito.

Con unos indicadores deficientes, no se puede dar papaya agregando licor, así sea en cortas cantidades. Todo esto confirma lo que hemos venido promoviendo con evidencia científica desde hace años: no hay ninguna dosis de alcohol que sea beneficiosa para la salud humana.

 Apostilla: ‘La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer’. Mark Twain.

 

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.