Y así preservar el futuro de nuestra especie, ya que serán justamente los más pequeños quienes sufrirán los terribles impactos que ya se comienzan a sentir.

El pasado 23 de septiembre se llevó a cabo en Nueva York, la Cumbre de Acción Climática en la ONU, que precedió a la asamblea general que este organismo realiza cada año; el foco de los medios de comunicación estuvo en la joven sueca Greta Thunberg, abanderada de la llamada ‘Generación Z’, jóvenes entre 15 y 25 años convencidos de que su objetivo es cambiar el mundo ya que no les queda mucho planeta por delante.

Este colectivo de adolescentes ambientalistas ya logró en marzo pasado convocar a más de 1.209 ciudades del mundo en una gran huelga mundial por el clima y dos marchas  más en septiembre donde participaron alrededor de 1.4 millones de personas.

En su contundente discurso ante la ONU, en el que hizo un enfático llamado a la acción dejando la palabrería atrás,  la arrolladora Greta subrayó frases que socavaron la mirada de los presentes; en ellas responsabilizó a los gobiernos actuales de haber robado su infancia y las de millones de niños en el mundo. “Los ojos de las generaciones futuras están sobre ustedes”, dijo, “y si eligen fallarnos nunca se los perdonaremos”.

La icónica imagen de Greta mirando de manera desafiante a Donald Trump durante su ingreso al salón principal de la cumbre le dio la vuelta al mundo, pero es apenas normal al tratarse de una incansable defensora del ambiente observando a la cabeza visible del principal emisor de gases de efecto invernadero, y que no solo decidió retirarse del acuerdo de París, crucial documento firmado por 197 países y que entrará en vigor en 2020, sino que actualmente ahonda esfuerzos por disminuir la regulación ambiental en su territorio.

Todos deberíamos sumarnos a la mirada penetrante y cargada de furia de esta joven ante uno de los principales causantes del desastre ambiental en el planeta.

Basta con conocer algunas respuestas de Trump ante los documentos científicos publicados por expertos sobre los impactos ambientales, para darnos cuenta de su absurdo desinterés por la mitigación del cambio climático. Ante un informe publicado por el programa de Investigación Científica sobre Cambio Climático de Estados Unidos, es decir, de su propio gobierno, el presidente dijo que esos eran “inventos chinos” y que “no se lo creía”, a pesar de que 300 científicos de 13 agencias federales estadounidenses avalaban dicha información dentro del marco legal de ese país.

Muchas personas han atacado la posición de Greta Thunberg, no solo después de su heroico discurso en la ONU sino en cada actividad convocada por su colectivo ambientalista; se justifican en su país de nacimiento (Suecia), diciendo que al ser del primer mundo no ha enfrentado la triste realidad de los defensores medioambientales que arriesgan sus vidas en países como Brasil, Filipinas o Colombia.

Tal vez tengan razón quienes aseguran que ser defensor del ambiente en países subdesarrollados es casi una sentencia de muerte, pero eso no deslegitima el enorme esfuerzo que esta pequeña de 16 años ha realizado al abrirle los ojos a una generación que luchará incansablemente por detener la catástrofe que se avecina.

Tal vez haya quienes crean que ella no es otra cosa que un producto de alguna corporación o movimiento clandestino que utiliza su imagen para beneficio particular; incluso que se trata de un intento de sabotaje a los modelos económicos mundiales con el único objetivo de que las grandes potencias se desplomen, pero en todo caso, cualquier persona que luche por que tengamos un planeta sano, con mares donde haya más peces que plástico, merece nuestro apoyo irrestricto.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.