Este fin de semana, en la última fecha del ‘Todos contra Todos’ de la Liga Águila, en el estadio Atanasio Girardot de Medellín, se vieron dos imágenes que están dando vueltas en redes sociales. Por un lado, en una de las tomas generales que suelen verse de las graderías en las transmisiones de televisión, aparecieron un par de jóvenes dándose un beso.

Fue solo eso, un beso. Uno común y corriente que, si hubiese tenido como protagonistas a un hombre y una mujer, en vez de dos hombres, seguro no habría trascendido en lo más mínimo.

Por otro lado, en el mismo partido, varios hinchas grabaron con sus teléfonos a Felipe Ospina, reconocido líder de la barra Los Del Sur, de Atlético Nacional, golpeando a otro hincha del equipo paisa.

Este personaje, cuyo repertorio incluye increpar a los jugadores de Millonarios que salieron campeones en Medellín de la Superliga 2018 y generar actos de violencia en el partido de la fecha 19 en el Polideportivo Sur de Envigado, volvió a hacer de las suyas y la gente se cansó de él. Cientos de hinchas, muchos de ellos seguidores del mismo equipo verde, lo denunciaron en redes y pidieron a las autoridades un castigo ejemplarizante para Ospina (parece que sí lo castigarán. Ojalá).

A raíz de estos hechos, subí a mi cuenta de Twitter un trino en el que dije: “Prefiero estadios llenos de estos // Y no de estos… Ustedes?” y dos fotos, una de la pareja dándose un beso y otra del ya mencionado barra brava.

La respuesta de las personas me sorprendió. Era obvio que iba a encontrar opciones encontradas; algunos opinarían lo mismo que yo, mientras que otros considerarían la presencia de los homosexuales en un estadio de fútbol como algo negativo. Sin embargo, insisto, me sorprendió la cantidad de comentarios homofóbicos con los que atacaron a un par de jóvenes que no estaban haciendo nada malo.

“Pecado”, “Maricones”, “Prefiero al criminal”, “La Biblia lo prohíbe”, “Amor delincuencial”, “Que lo hagan, pero no en público” y demás comentarios, muchos de ellos llenos de una agresividad que no vale la pena reproducir en este espacio, fueron la respuesta que mi trino obtuvo.

De todos, el que más me sorprendió fue uno que decía: “Pues entre maricas y criminales es muy difícil elegir”… ¿Es en serio? ¿Es posible que haya personas que crean que estas dos condiciones, la homosexualidad y la criminalidad, deben estar a la misma altura? ¿Ustedes qué opinan?j

Por mi lado, seguiré rechazando la presencia de delincuentes disfrazados de hinchas en los estadios y, a la vez, seguiré apoyando a los homosexuales para que puedan expresar su cariño de la misma forma que una pareja heterosexual lo hace… Insisto, más besos, menos vándalos.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.