En enero de este año mi familia pasó por una crisis absoluta, tuvimos que separarnos y empezar a vivir en distintas ciudades.
Resquebrajados y heridos, aunque con ganas de continuar viviendo y de no dejarnos llevar por la tristeza y la depresión, hice caso a un consejo de una sicóloga e introduje el mejor cambio que pude haber hecho para mi vida: conseguí un cachorro.
Cuando era pequeña, mis padres tenían una perra que se crió con nosotros, el día que murió, sentí que Manuela había sido como una hermana y soy de las que piensa en ella cada año cuando se aproxima la fecha en que murió.
Hoy, con más de cuarenta años, no es que haya olvidado lo que significa tener un perro, pero digamos que he tenido que volver a recordar lo que es tener a mi cargo a un animalito que no mide más que una cuarta y que vive y respira gracias a mí.
Pug llegó a mi casa un día de invierno. Mi hijo llevaba pidiendo un perro por más de 10 años y sólo hasta esa fecha entró a nuestra familia un animal que nunca me ha dado alergia (por el pelo que tiene) y que no ladra porque o no le interesa o no le va mucho. Es un carlino (se les conoce como pugas también), hoy tiene 5 meses y es un perro de apoyo emocional.
Me imagino que se están preguntando qué significa un perro de apoyo emocional.
Para mí Pug es la felicidad en cuatro patas, siempre está dispuesto a quererme, a estar a mi lado, a seguirme por toda la casa con una pantufla y a salir a la calle, después de pasarse en brazos o en una mochila por casi dos meses hasta que tuvo todas sus vacunas al día.
Recuperé la ilusión por vivir al tenerlo cerca. Él es el amor más puro, la compañía más incondicional y el terapeuta que, sin tener claro en lo que se convertiría, hace que mi tristeza y mi llanto se transforme en felicidad plena. Lógicamente también estoy asistiendo a una consulta sicológica como parte de mi evolución y de mi proceso de sanación.
Adoro verlo cada día, sé que él puede transformar cualquier emoción negativa y, es más, siento que me protege desde el día uno. A lo mejor algunos lectores piensan que estoy loca si digo que Pug tiene un sexto sentido para identificar a las buenas personas, y entonces, cuando alguien no le gusta, o no le simpatiza, se pone a ladrar o sale disparado a esconderse. Esto me ha ocurrido en dos ocasiones, y ya sé que Pug ve más y siente más de lo que veo y siento yo. Él sabe cómo estar bien, y sabe que si yo no voy a estar bien al lado de alguien, hay que hacerlo notar. ¡Es mi perropetuta!
Ahora lo uso como termómetro para filtrar a mis amigos, a esas personas con las que puedo coincidir (aunque sean tiempos de pandemia) y le hago todo el caso del mundo porque él vela también por mí.
Antes dormía en su cama, pero hace un mes mi hijo decidió que era mejor que durmiera en mi cama. Craso error. No se le puede volver a enseñar a que duerma en su cama de nuevo, este derecho adquirido por error nos va a acompañar para siempre, con el problema añadido de que Pug, aunque pequeño, ronca un montón porque es de raza braquicéfala y su diminuta nariz hace lo que puede pero es chato como una buseta.
Quererlo hace parte de toda esta nueva etapa, aceptar que habrá cargadores del portátil que van a sufrir sus mordiscos, al igual que la ropa, los cojines o los muebles. Puedo entender que es un cachorro y que esta etapa pasará.
Lo que no puedo entender es que no haya pensado en tener su compañía antes. Tuvo que ser necesario pasar por una crisis espantosa, por la peor de las tristezas para que él llegara. Ahora agradezco incluso esa época de crisis y esa dolorosa separación, porque el apoyo y el cariño que recibo de Pug es lo más hermoso que he recibido en este año tan extraño y tan difícil. Pug es compasión, Pug es amor en estado puro, Pug es todo lo que en algún momento se desaparece por la tristeza.
Así que si estás solo, triste, y no ves salida, puedes empezar a considerar otro remedio que puedes llamar casero, que puede que te haga invertir tu pirámide de prioridades y que te hará encontrar un amor nuevo y verdadero de cuatro patas, que no te desamparará ni de noche ni de día, y que tendrá conexión directa con tu corazón.
Nota de la autora: los perros de apoyo emocional están diagnosticados como tales por autoridades de salud mental, aunque yo defiendo que cualquier perro, aún sin este certificado, hará que tú estés muchísimo más contento y lleno de amor.
Si necesitas una consulta privada conmigo puedes escribirme a este WhatsApp. Todas mis consultas son ‘online’, desde la comodidad de tu teléfono.
Sígueme en Facebook: María Pasión la Doctora Corazón o en Instagram @mariapasioncoach
Encuentra todas las columnas de María Pasión en este enlace.
*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.
LO ÚLTIMO