Hace pocos días la bomba informativa acaparó páginas en los medios de comunicación más importantes del mundo. Ni más que ni menos que el Pentágono reconocía que los videos de ovnis que se filtraron entre diciembre de 2017 y marzo de 2018 eran reales. He de reconocer que para un periodista como el que escribe estas líneas, una noticia así me hace celebrar con champaña, pues después de dos décadas aguantando hasta insultos de ciertos sectores de la ciencia, que filmaciones de este tipo tengan el respaldo de la institución militar más importante del mundo no es cualquier cosa.

Aún así, y tras la euforia que entiendo es normal, pues un hecho de tales características es histórico, por ello me toca analizar la noticia con frialdad. Lo que no les están diciendo los medios de comunicación convencionales es que los videos no están disponibles ni en la calidad en la que se grabaron, ni son el tiempo que duran realmente.

Se filtraron tres videos, y no es que el Pentágono haya abierto sus archivos ovni ni mucho menos, todo ello gracias a un agente de inteligencia que trabajo para ellos, Luis Elizondo. Un dato más absurdo todavía al analizar lo que está aconteciendo, es que la Marina de los EE. UU. ya dijo el año pasado que los vídeos eran reales. ¿Por qué el Pentágono saca justo en este momento una noticia así? No puedo demostrarlo ni mucho menos, pero lo que me viene a la mente es que se habla de esto en este preciso instante para desviar la atención de la opinión pública norteamericana, que está viendo como un gobierno negligente no ha podido con una pandemia que va a costar muchos miles de muertos y una crisis económica sin precedentes. En el edificio del Pentágono, la Marina de los EE. UU. trabaja mano a mano con la CIA, y estos últimos en desinformar y manejar la opinión pública como les parezca, son todos unos expertos.

Ojalá esto sea el comienzo de una nueva época, en la que la información del fenómeno ovni que tienen los gobiernos más importantes del mundo vea la luz. Pero ya verán como esto no sucede. El que fue presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, prometió cuando era candidato que toda la información referente al fenómeno iba a ser desclasificada. Jamás cumplió su promesa.

Según mi opinión, esto no sucedió porque los datos y pruebas que tienen sobre el fenómeno son de tal calibre que no saben cómo va a responder la opinión pública ante tal conmoción. Tan en serio se tomó esto en su momento el gobierno de los EE. UU. , que al comienzo de la era espacial encargaron un informe a un grupo de expertos para ver cual sería el impacto de una noticia de tales características en nuestro mundo. Conocido como el informe ‘Brookings’, la comisión de expertos dictaminó que una noticia de tal calado sacudiría los cimientos de nuestra sociedad. Afectando a lo religioso, a lo económico, dejando al hombre, a nosotros mismos, en una posición muy compleja. Pues liberar una información así nos mostraría tal y como somos: un mono desnudo y violento que no para de depredar su planeta.

Lo cierto es que estas cosas que nos visitan poco interés tienen en comunicarse con nosotros, quizás porque al observarnos durante milenios llegaron a esa conclusión: no merece la pena perder el tiempo con seres que se empeñan en matarse unos a otros y destruir incluso el mundo que les da sustento.

Si quieren más información sobre este tema en este vídeo de mi canal de Youtube, Oculto tras la sombra, tienen incluso hasta las tres filmaciones originales.

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