A veces la vida puede darnos la oportunidad de conocer a una persona que, sin saber por qué carajos, nos parece que es ideal para nuestro corazón, cuando a todas luces, ni es el candidato que más nos encaja, y para hacer más terrible nuestra elección: es el tipo más opuesto a nosotros de todos los que podremos conocer jamás.

Lo que más me llama la atención es que hay ocasiones en las que el corazón dice: si lo queríamos sensible y nos sale un vikingo de estos que duermen a dos metros de uno y con mascarilla: nos metemos con él.

Si lo queríamos independiente, vamos y lo fichamos cuarentón de los que viven con la mamá.

Si lo queríamos con visión social, terminamos con un fascista que nos aturde cuando a los pobres les llama gentuza.

Después de pensar que sería maravilloso que se cuidara físicamente, fichamos al fumador empedernido que podría haberse criado en una lata de cerveza. Pero que como es guapo, nos conquista sólo por la facha. Gran error. Por ser churro no ama mejor, por ser churro no tiene más valores, y por ser churro no tendría que ser mejor amante (¿o sí?) (Este pedacito puede que nos vuelva locas, porque churro y buen polvo puede llegar a ser un auténtico trastorno, pero mijas: de todo se sale y no todo en la vida es sexo)

Si lo soñamos con plata, vamos y nos metemos con el que no tiene ni para el bus y al que con el paso de los días le vamos a terminar pagando desde el café hasta prestándole el carro, dejándoselo con gasolina y encontrándonoslo con la reserva.

Si lo queríamos alegre y soñador, nos metemos con el que tiene cara de estar pasando por una colonoscopia, el mismo que nunca dice nada bueno sobre lo que está pasando, porque su vida es una porquería y poco a poco está haciendo que la nuestra también lo sea. (¡Aunque para eso hay que emperrarse mucho hermano!)

Si lo pintamos con hijos, seleccionamos al soltero que jamás se ha estrenado en estas lides, el mismo que nunca pasó por el altar y que, ¡encima! confiesa que quiere tener familia cuando nosotras ya hemos decidido cerrar la fábrica. ¿Se imaginan con un montón hijos de un partidazo como este? Todos rubitos (decía él), pero jodidos desde antes de nacer…

Cortesía
Cortesía

Si esperábamos que se portara de lujo con nuestras amigas, apostamos por el que entra en nuestra casa y cierra la puerta en seguida para ponerse a ver televisión.

Al querer vernos con un hombre cariñoso y besucón, nos topamos con que detesta que lo toquen en la noche y que, si por accidente lo abrazamos, se despierta emberracado y se pone de un genio negro e incluso violento. (¡Por ahí no se puede pasar!)

Si lo queríamos trabajador y estable, justo nos da por actuar de samaritanas con el que no sólo no tiene trabajo, sino que está en tremenda depresión por estar en desempleo. Y es al mismo al que le tenemos que ayudar levantándole el ánimo porque su hombría está peligrando porque no encuentra qué hacer con su vida.

Con el paso del tiempo vemos que esa elección que nadie se explica, nos está diciendo que como directoras de casting en el amor hemos fracasado y hemos dejado de protagonista de nuestra historia de amor a un man que no tiene ni idea de lo que tiene que hacer, y que jamás va a poder hacer un buen papel porque el man ni está listo, ni lo estará en el próximo año (¡o décadas!) 

Así que después de una noche de angustia y desesperación, viendo que el túnel de nuestro amor no tiene salida, y que toda mujer sabe bien lo que tiene que hacer cuando está mal acompañada (otra cosa es que no pueda hacerlo, o no se vea capaz de hacerlo) llega el momento EUREKA o Aha! en que todas nuestras terminaciones nerviosas nos dicen: ¡se acabó! Hay que salir del túnel SOLA porque con este tipo voy a terminar en la mina más oscura y sin linterna, sin mercado, sin gasolina, sin leche, llena de hijos, sin plata, sin paz y sin una gota de amor del que alimenta y engrandece).

Este man no es, y no puedo perder ni un solo día más con esta historia de anti amor que nada tiene que ver con lo que quiero para mí.

¿Qué me puede dar este hombre que sólo me está quitando mi paz y mis ganas de amar?

Cuando esto se VE, cuando todo el cuerpo entiende que el Aha! no quedan dudas.

Quedan dolores, eso es lógico. Dolores por nosotras mismas que dimos y dimos de nuestro amor, de nuestros besos, de nuestros cuerpos, de nuestro espíritu, y también, para qué negarlo, le dimos todo lo material que teníamos porque pensamos que si lo abastecíamos así nos iba a amar más. (Cuando el man ya se comió todas las pizzas, la carne, la pasta, y hasta las salchichas en tan solo dos días y no ha traído sino un pan -que sólo a él le gusta- hay que encender la alarma de expulsión del submarino del amor). Este señor no sólo nos va a agotar los recursos, sino que no nos va a dar nada, más que problemas, facturas por pagar y problemas de deudas. Está escrito.

La balanza no se equilibrará porque se planteó una relación de desigualdad desde el día uno. Y esta desigualdad la aprobamos nosotras y la permitimos. Lo bueno en este caso es que nada es para siempre y en el amor mucho menos. 

El amor está en crecimiento, en expansión, en conquista, y por supuesto en evaluación. Si no sabe bien lo que estamos cocinando en el amor, si eso no sabe a amor, sino a que se están aprovechando de nosotras, nos están engañando con ojitos tiernos y posturas de chacho: nos están dando anti amor disfrazado de buen polvo: hay que actuar de inmediato y cortarlo.

Suerte a las que están pasando por algo similar.

¡Sí se puede!

Si necesitas una consulta privada conmigo puedes escribirme a este WhatsApp. Todas mis consultas son ‘online’, desde la comodidad de tu teléfono.

Sígueme en Facebook: María Pasión la Doctora Corazón o en Instagram @mariapasioncoach

Encuentra todas las columnas de María Pasión en este enlace.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.