Un hilo muy delgado para pasar a la indecencia.

Habla de penes, vaginas, orgasmos y fantasías sexuales, tan fresca como una señora que va en bus contando qué desayunó en la mañana. Y no es para menos. Desde pequeña, Flavia no tiene pelos en la lengua para expresar sus pensamientos sobre la sexualidad; todo, anhelando eliminar de su vida los prejuicios y llevarle la contraria a su amada madre, “una señora brasileña asolapada de la cantera del conservatismo”, dice.

Flavia es conferencista, presentadora de televisión, locutora y artista de shows en tablas. Es esposa de un exdiplomático brasileño. Y dirán las malas lenguas. “¿Cómo un diplomático es casado con una sexóloga?” Pues yo les respondería que la decencia se lleva en otro lado; se lleva bien tapada y  no en un cartón universitario.

Pero de lo que más se siente orgullosa Flavia es de ser madre. Sus hijos, Guillermo y Leticia, de 21 y 20 años, respectivamente, los anheló y ahora que los disfruta agradece a la vida por el regalo que el universo le dio.

De chica pensaba que podría ser la mejor amiga de sus hijos. Casi como la hermana mayor. La parcera, dice. Pero cuando se enfrentó a la realidad maternal, comprendió que la compinchería no existe en una relación donde las exigencias y el control solo deben manejarlo los papás.

Lleva 20 años ejerciendo su profesión como sexóloga, por ende, en su casa, en medio de feijoadas, caipiriñas, teteros y pañales sus hijos crecieron escuchando hablar, de la forma más natural, sobre la sexualidad.

Y vaya que lo consiguieron. Cuando se les pregunta a ellos por su mamá, solo tienen palabras de gratitud, admiración y respeto hacia ella.

Para Leticia, su mamá es una mujer única. “Es chistosa, bajita, braviiiisima, infantil (a veces). Divina. Es una persona muy acogedora desde el momento que uno la conoce. Es un modelo a seguir y un alma joven sin importar la edad que tiene. Le encanta estar pendiente, participar y enterarse de todo. Es básicamente una máquina de chismes (jajajaja). Es una amiga más y una de las personas más fantásticas que tiene el mundo”.

En cuanto a su profesión tienen el concepto claro, acorde a las enseñanzas y con el mensaje de que cuando se enseña en casa se queda en el alma.  

Leticia afirma que la profesión de su mamá no es muy común, especialmente para ella que desde chiquita el trabajo de su mamá nunca coincidía con el trabajo de las mamás de sus amigos. Sin embargo, considera que no había podido haber escogido mejor profesión porque encaja muy bien con su personalidad.

“Desde chiquitos nos mantuvo a mí y a mi hermano informados de absolutamente todo lo relacionado con la profesión de ella, lo cual, de alguna manera, nos hacía un poco más maduros en esos temas. Hoy en día vemos cómo mi mamá ha logrado impactar a muchas personas y, a la vez, ha creado algo que antes no existía en Colombia: una sexóloga como ella. Y, aunque no sea algo que a mí me interesa, es algo que ha sido de gran ayuda para muchas personas. Eso siempre es algo admirable”, puntualiza Leticia.

Por su parte, Guillermo describe a su madre como una mujer apasionada por todo lo que hace. Es carismática y muy orgullosa de su familia. “Es muy chévere que ella sea tan abierta al tema de la sexualidad. No solo me encanta la profesión que tiene, sino también saber que es tan querida en Colombia, un país donde la bendición católica es tan perseguida. La admiro profundamente así me haga preguntas de terapeuta sexóloga”, afirma Guillermo.

Hijos de Flavia Dos Santos
Hijos de Flavia Dos Santos / Cortesía de Flavia

En consulta con Flavia

¿Qué tan bueno es tener de sexóloga a la mamá?

Pues tienes una terapeuta la verraca en casa, pero que nadie se atreve a consultar.

¿Cómo es Flavia de mamá?

Soy cero melosa y amorosa, pero alcahuetosa y con un corazón dispuesto a escuchar y a dar por entendido que los canales de comunicación están abiertos para cuando lo deseen. Soy una madre que muestra cercanía y aventura en todo. Negociante. Con mi mamá todo era a las mentiras, para conseguir los permisos. Con mis hijos les insisto en la verdad, para encontrar la mejor decisión con pros y contras para todos. Y dicen que soy cantaletosa y quejumbrosa pero qué va, ellos son exagerados.

¿Cómo les enseñó a sus hijos sobre sexualidad?

Lo primero, entendiendo que somos seres sexuados desde que nacemos hasta que morimos. Además, enseñándoles que debemos nombrar las palabras del cuerpo por la palabra dada (pene, vagina). Que nadie los toca. Que su cuerpo es reservado y privado. Que hay que escoger muy bien a la persona que va a acercarse a nuestro cuerpo. Papás, los hijos tienen la información a aun dedo. Y el preferible darla correctamente.

¿Les habló de masturbación y orgasmos?

Sí. Todo acorde con la edad, pero les expliqué que eran procesos sexuales naturales muy privados y reservados, propios de cada uno. Es importante que no nos alarmemos por el tema. Los padres deben explicar para evitar situaciones adversas a las naturales. La mayoría de casos de abuso sexual se dan en personas que desconocen el tema.

¿Alguna vez le hicieron matoneo a sus hijos por su profesión?

Trataron. Pero en casa les enseñamos que la sexología era mi profesión y, como cualquier otra, debía ser respetada. Nunca se sintieron avergonzados ni tampoco me cuestionaron. Pero la clave fue educarlos sin tabúes. Siempre hablamos abiertamente de todos los temas. En la mesa conversábamos sobre temas de  divorcio y maltrato. A casa nos visitaban amigos de toda la variedad: homosexuales y heterosexuales. Con ‘piercing’, con tatuajes. Les enseñamos el respeto hacia los demás y me siento orgullosa de que hoy sean hijos sin prejuicios. Lo que uno es problema para nosotros como padres, tampoco lo es para ellos.

¿Cuál ha sido el gran acontecimiento que le cambió la perspectiva de la sexualidad de sus hijos?

Casi me muero, pero entendí que fue la mejor decisión. A los 14 años, cuando mi hija empezó a tener novio, la llevé de inmediato a mi ginecólogo y le dije: “dile todo lo que quieras, él te va a asesorar. Yo estaré acá para siempre escucharte y atenderte”. Yo prefiero evitar cualquier clase de desinformación que conlleve a las equivocaciones.

¿Cuál ha sido la etapa más difícil de crianza?
La etapa más dura es la adolescencia. Debes estar ahí, porque todo se puede escapar en un suspiro. Recuerdo que celebramos en casa el cumpleaños número 14 de mi hijo. Estábamos felices porque todo lo teníamos controlado: aguas, jugos y diversión. Al día siguiente encontramos botellas de cervezas arrinconadas y escondidas. No se cómo lo hicieron. Incluso, a los ojos nuestros, de muchos papás. Con los adolescentes no se puede ni medio cerrar un ojo.

¿Por qué tanta violación a niños, si hoy en día los padres tienen más comunicación con ellos acerca de la sexualidad?

El sexo está a un dedo. Antes se buscaba en las calles en revistas. Ahora, con un clic en una pantalla ya ni sabes cuánto de sexo estás consumiendo. El problema de ahora es el sexo deshumanizado. Es importante que nosotros rompamos nuestros tabúes y hablemos abiertamente sobre sexualidad. No es sentarse a ver una película de porno, no es contar sobre la propia sexualidad. Es estructurarlos en valores, en conceptos y discutir temas que están en la mesa día a día. Todos los estudios nos muestran que las víctimas de abuso son los que no sabían diferenciar entre lo acertado y lo errado y que no entendían las amenazas de los depredadores.

¿Podemos decir que la sexualidad debe ser un tema de crianza?

Hablar de sexo es un tema de protección. Tu no lanzas a tu hijo a cruzar la calle si no sabe la diferencia conceptual entre la luz roja y la verde del semáforo. Pero sí los lanzas a la calle sin enseñarles a proteger su cuerpo. La sexualidad hace parte de nuestra integridad. Hace parte también de la crianza. No podemos dejar que el mundo callejero sea quien les enseñe a nuestros hijos la estructura esencial de la sexualidad. El 99 por ciento de mis consultas no son por problemas orgánicos. Son por mala educación sexual. Hasta el momento en que nosotros tengamos esta barrera vamos a seguir teniendo crímenes pasionales y enfermedades mentales sexuales. Y todo, porque hay un pésimo desarrollo y comunicación con el cuerpo.

¿Cómo actuar como padre cuando sabes que tus hijos ya están viviendo la sexualidad?

Uno tiene que ser honesto con uno mismo. Hoy hablamos en las redes sociales sobre depredadores y enfermedades sexuales que matan. Por ende, no debemos tener vergüenza a tocar el tema abiertamente de la educación sexual en casa. Es enseñar a tener buena relación con el cuerpo. Los papás deben ser honestos y frenteros. Hablar y aceptar la realidad. Ocultar lo único que se hace es dificultarnos la comunicación. Mucho mejor que hablemos, normalicemos. Que nos empoderemos. Que no dejemos que el tema nos domine.

¿Cuál es la clave de una sexualidad sana?

Desarrollo, funcionamiento, respeto y privacidad. No sirve de nada prohibir el reguetón si no le enseñamos el momento de privacidad. Porque la sexualidad no se exhibe. Que el cuerpo es propio y que tú eres el único que ejerce control sobre él. Esta normativa va empoderando a estos niños y va desarrollando un mensaje con el cuerpo.

Flavia se ha ganado el corazón de los colombianos. Vivirá en el pensamiento de muchos, pero como una honrosa mujer profesional que nos contagia con su sencillez, humanidad y, en especial, con su naturalidad al comunicarse.

Explica que la única manera de mantener viva una relación, sin que llegue a la monotonía es la curiosidad, las ganas de aprender más de la pareja, de estar conectados.

Curiosidad que, como mamá, algunas veces se le va la mano. “A mi hija le pregunto si ha tenido buenos orgasmos con su novio. Y a mi hijo si está conforme con el tamaño de su pene. Ni me responden. Ni a la sexóloga ni a mí como mamá. Pero eso también hace parte de mi crianza con amor”, finaliza con una sonrisa.

Encuentra todas las columnas de ‘Mamiboss’ en este enlace.

Sígueme en Instagram como @montorferreira.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.