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Escrito por:  Fredy Moreno
Editor jefe     May 23, 2024 - 10:01 am

El silencio que venía guardando el expresidente Álvaro Uribe sobre el Gobierno de Gustavo Petro se rompió definitivamente este miércoles. Los dos líderes, que representan visiones diametralmente opuestas del país, se habían cuidado de no atacarse, especialmente durante la administración de Petro, pero una circunstancia que tiene en zozobra al país parece haber llevado al límite esa resistencia.

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La actitud de Petro y Álvaro Uribe había contribuido a dar una sensación de sosiego en lo político, un ámbito que ya de por sí ha estado agitado principalmente por los escándalos que rodean al mandatario y por los cuales la oposición le pasa facturas de cobro prácticamente a diario. Otra arena de conflicto político son los debates a las reformas que pretende sacar adelante el Gobierno en el Congreso.

Al respecto, el expresidente Uribe hacía comentarios puntuales sobre los temas. No se refería directamente al presidente Petro. Sin embargo, la situación de orden público y de inseguridad que vive el país hizo que su artillería ajustara la puntería y pusiera en la mira al jefe de Estado.

Es razonable si se considera que la principal bandera de Uribe como político y como presidente ha sido la seguridad. Ese aspecto, en cambio, con el presidente Petro se ve supeditado a alcanzar a toda costa su idea de “paz total”. La negociación con los grupos armados ilegales ha propiciado su fortalecimiento en amplias regiones del país, como el suroccidente, el norte y el oriente.

A esta situación se ha sumado el evidente debilitamiento de las Fuerzas Armadas, puesto de manifiesto en su tardía y hasta ahora inocua reacción contra, por ejemplo, los desafíos que le plantean al Estado las disidencias de las Farc en el Cauca y el Catatumbo. Ese debilitamiento se viene viendo incrementado por circunstancias como el rompimiento de relaciones con Israel, lo que podría afectar el componente armamentístico del país y la falta de mantenimiento de la flotilla de helicópteros rusos.

Qué le dijo Álvaro Uribe a Gustavo Petro

Aunque no hubo un pacto explícito entre Uribe y Petro para no agredirse, la calma chica que reinaba parece que comienza a partirse. El ambiente entre los dos se venía calentando desde comienzos de mayo con un discurso del presidente Petro en Cali, en donde arremetió no solo contra Uribe, sino también contra el expresidente Iván Duque, cuando lo señaló como “terrorista”, a raíz de las muertes de jóvenes en las protestas de 2021.

Uribe respondió que el jefe de Estado, en lugar de reorientar a la juventud, lo que hace es incitarla más a la violencia, y señaló que Petro les aplaude los actos violentos y además los desinforma sobre su “caballito de batalla”, al hablar de los falsos positivos. Según Uribe, el presidente Petro no les explica a los jóvenes por qué en su Gobierno ha habido más de 100 masacres y el asesinato sistemático de líderes sociales.

Este miércoles, en la Universidad Eafit, la disputa siguió escalando, cuando el expresidente volvió a quejarse de la situación de inseguridad. “Siento en todo el país una gran preocupación por la inseguridad. En el Caquetá dicen: el Ejército debilitado; fortalecen guardias campesinas. En otra parte del país: el Ejército debilitado, [y] fortalecen guardias indígenas. Los comerciantes dicen: estamos en casi todo el país extorsionados. Los tenderos extorsionados, los finqueros extorsionados, los venteros ambulantes extorsionados. Y muchos se quejan: llamamos al Ejército, y el Ejército dice: no nos dejan acudir allá”.

“Entonces, uno se pregunta quién no los deja acudir allá”, continuó el expresidente, y de inmediato señaló al responsable: “El Gobierno”. En ese punto, hizo otra pregunta: “¿Puede el Gobierno impedir que la fuerza pública cumpla con el deber constitucional de proteger a los ciudadanos? No puede. El mismo artículo constitucional dice muy claramente que la fuerza pública está instituida para proteger a los ciudadanos en su vida, en su honra, en sus bienes, en su familia”.

El exmandatario se refería al Articulo 2 de la Carta Política, que establece que las autoridades de la República “están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares”.

El presidente Petro interpretó las afirmaciones de Uribe como una amenaza de sedición y, sin mencionarlo, reprodujo en X el artículo 468 del Código Penal colombiano que reza: “Es delito incitar a derrocar al gobierno y alzarse en armas contra el orden constitucional. El que, con el propósito de cometer delito de sedición, sedujere personal de las fuerzas armadas, usurpare mando militar o policial, incurrirá en prisión de cuatro meses a dos años”.

Casi que de inmediato, alfiles de Petro salieron a amplificar ese mensaje. Roy Barreras, embajador en Londres, escribió en X: “Nadie puede ! Y menos un expresidente, incitar a las Fuerzas Armadas a desobedecer al Gobierno y a su comandante en jefe. Esas declaraciones cruzan el límite del golpismo. Los ciudadanos tienen derecho a exigir seguridad pero un expresidente no puede olvidar que las FFMM no son deliberantes y menos contradictoras”. Y Gustavo Bolívar, director del Departamento de Prosperidad Social, dijo en la misma red social: “Alvaro [sic] Uribe incitando a las Fuerzas Armadas a desobedecer al Presidente elegido democráticamente”.

Pero en la declaración de Uribe no se ve por ningún lado que anime a las Fuerzas Armadas a un levantamiento contra el Gobierno, es decir, a la sedición. El reclamo del exmandatario es directo para el presidente Petro con el fin de que resuelva el problema de inseguridad. En otras palabras, que ejerza, como es su obligación constitucional, la comandancia de las Fuerzas Armadas para proteger a todos los colombianos, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades.

“Y nos amenazan con cárcel, como hoy amenazó. Ninguna amenaza nos puede callar”, prosiguió Uribe, y recordó que “les daba mucha urticaria cuando hablaba del peligro del castrochavismo. Decían: Uribe está equivocado, les crea miedo a los colombianos hablando de castrochavismo. Cuidado, que todos los días se van pareciendo más. Cómo les daba de urticaria y de piquiñita cuando los criticábamos por castrochavistas, y cómo se van pareciendo. Con esas amenazas de llevar a la cárcel a la oposición como lo ha hecho Chávez o como lo ha hecho Ortega no puede ser”.

Para terminar, Uribe hizo una acusación directa sobre Petro y su gestión. “Hay otro riesgo: el presidente ya ha amenazado con volver a los estallidos sociales del 2019 y del 2021. Y quiere forzar unas reformas dañinas para el país, con congresistas sobornados, y al mismo tiempo amenazar al país que, si no se aprueban, vuelven los estallidos sociales, promoviéndolos no ya desde la oposición; promoviéndolos desde el Gobierno”.

Lo peor de todo es que incluyó la situación en un contexto delicado. “Eso puede coincidir en el tiempo con el movimiento de masas que quieren hacer con el Eln en su proceso de paz, y puede llevar a que, por un lado, con el Eln en ese movimiento de masas, sin entregar armas, estén presionando una constituyente. Y con violencia, la inseguridad creciendo, el narcotráfico creciendo y unas fuerzas armadas debilitadas sin equipos de transporte…”.

Uribe y Petro no tenían una pelea así desde marzo de 2022, cuando se dieron las elecciones legislativas. En ese momento, el expresidente manifestó su preocupación y desconfianza por el posible triunfo del Pacto Histórico y de Petro. El hoy presidente respondió entonces con una fórmula que usa con mucha frecuencia, invitando al electorado a no votar por el candidato de Uribe, pues se estaba orquestando un “golpe de Estado”.

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