Escrito por:  Redacción Nación
Ago 18, 2023 - 8:03 am

Después del temblor que sacudió el centro de Colombia al mediodía de este jueves 17 de agosto, cuya magnitud fue de 6,1 en la escala de Richter, se produjeron dos réplicas unos minutos después, de 5,6 y 5,1, y una cuarta significativa hacia las 8:15 de la noche, también de 5,1.

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El epicentro de esos movimientos telúricos fue el municipio de El Calvario (Meta), en límites con Cundinamarca, donde los sismos se produjeron a escasa profundidad (30 km), por lo que se sintieron con más intensidad en la superficie terrestre.

El país duró toda la tarde hablando de lo que había pasado, de los destrozos que produjeron esos remesones y de la desafortunada muerte de una mujer que cayó del séptimo piso de un edificio en circunstancias que tratan de establecer las autoridades, y que se convirtió, hasta ahora, en la única víctima fatal de la estremecedora jornada.

Los colombianos se fueron a la cama hablando del mismo tema, y terminaron sorprendidos el día, de nuevo, por otra réplica de 5,1 a las 8:15 de la noche. Otra vez tuvieron que salir despavoridos a las calles, ahora en pijama, rogando por que la tierra dejara de moverse. Es difícil, pero la conclusión es que hay que acostumbrarse.

Hay que acostumbrarse a los temblores

Así lo manifestó Julio Fierro Morales, director del Servicio Geológico Colombiano (SGC), al explicar que la mayor parte del país vive en una zona sísmicamente activa, “los que estemos en [la cordillera de] los Andes y en sus alrededores”, explicó en Caracol Radio. “Estos sismos son una dinámica natural. No es nada excepcional que tengamos sismos. Tenemos diversas fuentes sismogénicas en el país”.

Recordó que en marzo tembló en Santander y se sintió en buena parte del país. “Ahora tiembla hacia el piedemonte llanero y también lo sentimos, así que estos son como unos recordatorios de que vivimos en una zona dinámica, que tiene esas características, y tenemos que acostumbrarnos, tenemos que crear una cultura que nos permita afrontar con más tranquilidad estos eventos”, agregó Fierro Morales en la frecuencia radial.

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“Estas manifestaciones tienen unas frecuencias, unas recurrencias que no podemos establecer”, subrayó el funcionario en el mismo medio. “No podemos predecir qué es lo que va a suceder”. Y sobre la zona particular de El Calvario, recordó los temblores de 1988, 2008 y el de este 17 agosto, que ya tenía hasta la mañana de este viernes casi 100 réplicas “que conocemos por la instrumentación, pero no son perceptibles para la mayor parte de los seres humanos”.

El director del SGC advirtió en el mismo medio que la cordillera sobre la que vivimos “ya es un indicador de una zona en donde hay placas tectónicas, pedazos de corteza terrestre, que están moviéndose unas con respecto a otras. Es como un gran acumulado de ladrillitos que conforman la corteza y se mueven algunos con respecto a los otros”.

“En ese movimiento, en esas fracturas que limitan un pedazo de corteza con otro, puede haber movimientos y además hay enganches; puede que el movimiento entre las diversas placas no sea tan suave, sino que al engancharse acumule energía y luego cuando se desengancha libera es que se generan esos sismos”, añadió Fierro Morales en la emisora.

“Nosotros vivimos en esa zona sísmicamente activa, particularmente la zona Bogotá-Villavicencio es bastante activa”, insistió. “La cordillera tiene un levantamiento hoy y una manifestación de crecimiento de la cordillera son los sismos; otra parte tiene que ver con la majestuosidad de esa cordillera tan alta”.

Finalmente, insistió en las recomendaciones para estos casos, que van desde tener calma, pasando por alistar un morral de primeros auxilios y no creer en informaciones, sobre todo en redes, que hablan de temblores venideros, hasta tomar en serio los simulacros y la normativa sobre construcciones sismorresistentes.

“Vivimos en una zona sísmicamente activa. Tenemos que aprender a responder. Los simulacros son una manera de entrenarnos. A veces, le mamamos mucho gallo a la situación en un simulacro, pero esos simulacros quizá tengamos que hacerlos de manera más frecuente para que funcionemos mejor en esos momentos”, advirtió.

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