Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Luis Bello   Dic 3, 2023 - 11:11 am
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Cuando a Diego le hablaron de una oportunidad de ganar entre el 2 % y el 3 % mensual en una inversión sin riesgos, comprando ganado vacuno en participación con un gran grupo empresarial paisa no lo dudó ni un minuto. Metió la plata que tenía destinada para la compra del apartamento que estaba negociando sobre planos y que le entregarían a comienzos de 2024.

Eran $ 50 millones que pronto se multiplicarían en uno de los negocios más prósperos en el que cualquiera quisiera participar. No necesitaba tierras ni cuidar de los animales, todo el trabajo lo harían por él y, al cabo de varios meses, le entregarían el capital más la rentabilidad.

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Como Diego, a miles de inversionistas el paraíso se les convirtió en un infierno. Metieron los ahorros de su vida en un negocio que tenía toda la apariencia de legalidad y se quedaron sin cinco. Hoy les piden, les suplican, a la Superintendencia de Sociedades y a la Fiscalía que haga algo por ellos, para que la pérdida no sea tan grande y tal vez puedan llevar a sus hijos a la universidad, al fin comprar el apartamento que llevan años planeando o disfrutar de la pensión de maestros con tranquilidad.

Esta es la historia de una estafa que supera los $ 100.000 millones, que era muy difícil de resistir para cualquiera que tuviera un capital en el bolsillo y estuviera buscando opciones de inversión. Se trata de la captación ilegal y posible lavado de activos de la Sociedad Ganadera El Paraíso, que fue intervenida por las autoridades y cuyos bienes, si fueran bien vendidos, alcanzarían apenas para pagarles al 10% de los 2.257 afectados, a los que aún les deben.

La Sociedad Ganadera El Paraíso era una empresa con todas las de la ley: con representación legal en Colombia; certificado de Cámara de Comercio al día; tierras prósperas en Llanogrande y Puerto Triunfo (Antioquia), Falán (Tolima), Cimitarra y Puerto Parra (Santander); y en esos espacios generosos tenían un gran negocio ganadero, con la cría de ganado vacuno y porcino, plantas de beneficio y restaurantes; en fin, toda la cadena para hacer de la ganadería un negocio a lo grande.

Sus informes financieros eran entregados cada año, desde 2019, a la Superintendencia de Sociedades, y cada contrato era tan meticuloso que hasta mediados de este año nadie tuvo sospechas.

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La invitación que les hacían a inversionistas consistía en que compraran un novillo, que al cabo de varios meses era vendido y el dinero se los devolverían con un porcentaje que podía ir del 2 % al 3 % mensual, dependiendo del tamaño del animal al momento de la compra y del tiempo que tardaba para estar listo para la venta. Tenían a disposición cabezas de ganado recién destetado hasta animales de 400 kilos. Y esta era una fórmula típica en la ganadería, donde es común la cría de animales por participación.

Aunque sí había una diferencia con el negocio tradicional: la rentabilidad estaba segura y prometida contractualmente; es decir, así el animal se muriera, el dueño recibiría el capital y los rendimientos. Un negocio redondo para el inversionista. “La verdad yo no le vi mayor misterio, la participación es normal en el negocio ganadero y la garantía de rentabilidad estaba dada en que el precio del novillo era alto, inclusive era de casi el doble de lo que costaba en cualquier otra parte. Con lo que yo pagaba por un novillo, ellos podían comprar dos, así que el margen para ellos era muy grande”, cuenta Diego.

La respuesta que la empresa daba cuando se le preguntaba cómo lograba garantizar la rentabilidad, era que al ser parte de un conglomerado que aprovecha integralmente los animales criados en las haciendas, los márgenes de rentabilidad eran muy altos.

Y es que el grupo MontSer13 incluía la Sociedad Ganadera El Paraíso, así como Simbrah Meat, dedicada a la comercialización de carne; Subase, que era una subasta ganadera virtual; Primus, que era una fábrica de alimentos para mascota a base de carne natural; entre otras compañías que promovían el aprovechamiento integral de los semovientes.

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Además, la Sociedad Ganadera aseguraba que los terrenos de las haciendas eran propios, por lo que no tenían que gastar grandes recursos en arrendamientos, como sí lo hacían otras ganaderías que trabajaban por participación. De hecho, las fincas estaban abiertas para que los inversionistas fueran y constataran que todo estaba en orden. En una de ellas, incluso, estaban construyendo un hotel y un restaurante para atender a los visitantes, pues eso les garantizaba las reinversiones.

Desde 2018 el negocio parecía funcionar. A los inversionistas les pagaban sin falta su capital y utilidades, entre 4 y 12 meses, dependiendo del contrato y, cada que vencían los términos, de forma proactiva la Sociedad Ganadera El Paraíso les invitaba a reinvertir. Muchos reinvirtieron repetidamente tanto el capital como la ganancia. Diego lo hizo al final de un par de contratos, para obtener mayores rentabilidades.

Las cosas se enredaron cuando otras ganaderías tuvieron escándalos. Se hizo muy famosa la pirámide de Felipe Rocha, que presuntamente estaba estafando a la crema y nata de la sociedad colombiana. Las alarmas empezaron a encenderse, pues no era muy claro si la Sociedad Ganadera El Paraíso era una estafa similar. “Ver a tanto rico quebrado fue muy sospechoso”, cuenta Diego, y entonces los inversionistas empezaron a visitar con más asiduidad las haciendas y a atar cabos.

Para abril, el padre de Diego le dijo que estaba interesado en invertir y fueron a una de las fincas, pero lo que encontraron les causó muy mala espina: “No había nada para la cantidad de ganado que debían tener, solo había una supuesta veterinaria, el espacio de los porcinos estaba vacío y no vimos más de 60 vacas”.

Para esa misma época, además del escándalo de la ganadería de Felipe Rocha, otras plataformas ganaderas empezaron a perder dinero, o a dar ganancias muy escasas, porque el precio de la carne en las ferias se vino al piso. Resultaba aún muy sospechoso que la Ganadería El Paraíso siguiera reportando ganancias tan altas para sus inversionistas.

El 30 de mayo de 2023, Sofía, una influenciadora financiera en su cuenta Alternativa Inversiones, empezó a destapar esta olla podrida. En un video en YouTube contó de algunos vacíos legales que hacían dudosa la legitimidad de este esquema, su preocupación principal estaba en cómo era que la Sociedad Ganadera El Paraíso garantizaba las inversiones, bajo el entendido de que no existe inversión sin riesgo.

Elkin, otro de los inversionistas, quien había metido en este negocio los $40 millones que tenía para la universidad de su hijo, vio el video y de inmediato pidió la devolución de su dinero; cayó en cuenta de otro asunto: el ganado no estaba marcado, así que la empresa podía estar vendiendo el mismo novillo dos, tres o diez veces.

Ya Diego y muchos otros inversionistas estaban haciendo lo mismo, exigiendo los reintegros, cuando la Superintendencia de Sociedades intervino a todo el grupo empresarial.

El 17 de julio de 2023, la Superintendencia adoptó medida administrativa por captación no autorizada de dinero del público respecto de la Sociedad Ganadera El Paraíso S.A.S., Carlos Alberto Montoya Bustamante, Lina María Serna Aristizábal, la sociedad Subase S.A.S., y la sociedad MontSer 13 Group S.A.S.

El regulador encontró que, desde 2019, 3.094 depositantes como Diego y Elkin habían realizado 9.043 operaciones para la adquisición de 37.259 cabezas de ganado. Dichas operaciones se realizaron con el aporte de dineros por $ 96.957 millones, con la promesa de devolverles dicha inversión y entregarles ganancias por valor de $ 28.904 millones.

Los cálculos arrojan que frente a un semoviente, en todas las etapas de crianza, la Sociedad pagaría, en promedio de 33 meses, el 104,3 % de ganancias, mientras que en cada etapa que oscila entre 5 y 11 meses, se le pagaría al inversionista un promedio que puede llegar hasta el 35,5 % de la inversión.

Y lo más grave es que la Supersociedades encontró que mientras Subase (que era la comercializadora de ganado para la Sociedad Ganadera) en los primeros meses de 2023 compró 7.766 animales por valor de $ 18.132 millones, la Sociedad Ganadera estaba asignando 13.875 cupos nuevos o cabezas de ganado a cambio de $ 47.574 millones. Entonces, no estaba tan equivocado Diego, porque según estas cuentas, la ganadería estaba vendiendo un mismo novillo dos veces.

Así mismo, la Superintendencia detalló que mientras que el saldo del patrimonio de la Sociedad, para marzo de 2023, era de $ 1.209 millones, el valor de los dineros recibidos por los contratos de ganado ascendía a $ 60.830 millones.

No queda claro qué hacía la Sociedad Ganadera El Paraíso con el dinero de los inversionistas si no compraba los animales. Por eso, sus representantes legales fueron denunciados penalmente por un esquema piramidal y lavado de activos ante la Fiscalía.

Muchos de los inversionistas no entendían por qué se hablaba de pirámide si no se les invitaba a referir a nuevos inversionistas. “Uno le contaba a la gente cómo era el negocio y ellos querían entrar, entonces varias veces yo les insistí a los de la ganadería que por qué no nos daban alguna comisión por vincular a más personas, pero su respuesta siempre fue que ese no era el foco del negocio, pues no se trataba de una pirámide”, reconoce Diego.

Sin embargo, el abogado Víctor Muñoz, quien representa a Diego y a otros 250 afectados en el proceso ante la Fiscalía Especializada en Lavado de Activos, explica que el esquema piramidal está en la forma en que esta empresa utilizaba los recursos: “Como no compraba el ganado, lo que hacía era que con la inversión de las personas les respondía a los inversionistas cuyos contratos estaban por vencerse. La pirámide la armaban ellos mismos”.

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Lo que sigue será un proceso largo y tortuoso. Es posible que la venta de los bienes de la Sociedad Ganadera El Paraíso se demore varios años y que como finalmente valen tan poco frente a las enormes deudas que tienen, no alcancen para resarcir los sueños de al menos 2.257 inversionistas.

Carolina Llano, abogada de la Sociedad Ganadera El Paraíso, declinó la invitación a pronunciarse sobre este asunto, y dijo que solo esclarecerán el caso ante la justicia.

De momento, a Diego pronto le entregarán el apartamento, pero no tiene con qué terminar de pagar la cuota inicial ni a quién pedirle más plata prestada. Elkin no sabe qué hará para darle educación a su hijo, que acaba de cumplir la mayoría de edad y ya empieza a buscar alternativas, los ahorros de toda la vida se perdieron. El abogado Muñoz habla de profesores que empeñaron su pensión y de muchas otras personas que, desesperadas, buscan justicia y respuestas.

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