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La carrera Segunda sur #15-45 del barrio Combeima ha sido testigo de un problema que lleva más de tres años. Se trata de una fuga constante de aguas negras que proviene de un desagüe en la parte alta de la montaña y que afecta barrios aledaños como el Industrial. Esta situación ha generado una serie de accidentes, afectando tanto a los conductores de motocicletas y a los peatones que transitan por la zona, pero lo más grave son los problemas de salubridad para los residentes de la zona.
Cabe destacar que en este sector hay dos instituciones educativas y un CDI del Icbf, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, lo que ocasiona preocupación por los olores, debido a la seguridad de los estudiantes y la comunidad.
Ferney Bernal Palomino, uno de los habitantes afectados, le contó a esta redacción su preocupación porque diariamente ocurren entre tres y cuatro accidentes en la calle, debido a la fuga de aguas negras.
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Según el ciudadano, la respuesta de la Empresa Ibaguereña de Acueducto y Alcantarillado, Ibal, ha sido insatisfactoria: “Los del Ibal vienen y se hacen los locos, toman fotos y se van, pero no solucionan nada”, refirió Bernal Palomino.
El problema está en la parte superior de la montaña, donde existe una fuente de agua que desciende por la calle y se mezcla con el flujo de aguas negras, creando un lodo desagradable en la vía principal que comunica al sur con el centro de Ibagué.
La gravedad de esta situación llegó al punto de que varias familias se vieron obligadas a abandonar sus hogares: “Teníamos una casa de tres pisos que lamentablemente se destruyó por esta problemática, nos tocó mudarnos y empezar desde cero”, dijo Bernal.
Cerca de tres familias y 15 personas residen en el área más afectada. Los fuertes olores son insoportables y están afectando la salud de los niños. Además, atraen animales como mosquitos, zancudos y roedores.
Nicole Bernal, otra habitante del sector, de manera angustiada nos contó: “Tengo un hijo de ocho meses que ha experimentado problemas de salud debido al olor y la presencia de mosquitos”.
La comunidad se ha unido para tomar medidas temporales, como la creación de una represa de agua para dirigir el flujo hacia un lugar donde no cause más daño. Sin embargo, cuando llueve, la situación se agrava aún más, afectando a los vecinos que viven frente al desagüe y que han experimentado inundaciones en sus hogares.
Según Ferney Bernal Palomino, intervino hace algunos meses, “pero nos dejaron con más dudas que soluciones. Vinieron hace unos meses con tres máquinas, diciendo que iban a solucionar esta problemática, por fin, pero se fueron con dudas, diciéndonos que el problema se les había salido de las manos”. El tiempo ha pasado, pero la solución sigue sin aparecer, y lo que abunda son los accidentes.
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