Y lo hará, según él, porque el dinero de la presentación ya le fue consignado, y porque al no cumplir el compromiso que tiene con las Farc le podría acarrear consecuencias en su carrera musical.

“Mi hermana me hizo caer en cuenta de que decirles que no, después de haberles vendido, tenía consecuencias: primero, porque nosotros mantenemos cantando en Cauca, Nariño, Putumayo y zonas donde ellos hacen presencia”, explicó el artista, en un video que compartió en sus redes sociales.

Segundo, dice:

“Porque si yo tengo una tienda y llegan 10 personas a comprar huevos, yo no puedo decirle: ‘venga, como usted es de las Farc, yo a usted no le puedo vender huevos’. O si tengo un taxi, no lo puedo bajar porque es de las Farc, porque uno presta un servicio (…) Yo no apoyo ningún partido político, y si lo apoyara iría gratis y lo publicaría en mis redes”.

Rivera explicó que la negociación se hizo a través de su hermana, que es su representante, pero que a ella nunca le dijeron que el concierto era de las Farc.

“Llamaron a mi hermana y le dijeron que si estaba libre, que querían un evento para el lanzamiento de un partido político (…) mi hermana no sabía que era para ellos, ni yo tampoco. Hasta que hace cuatro días me llegó un ‘flayer’ en el que decía que yo iba a estar en el concierto de las Farc. Yo pensé que era una broma, hasta que ella llamó al señor que la contrató y efectivamente le confirmó”, agregó el cantante de música popular.

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Finalmente, Rivera dice que está dolido por la cantidad de insultos que a diario le llegan a sus redes, y que hasta un señor que se declaró amante de su música le mandó un video en donde aparece quemando un disco y diciéndole: “guerrillero h.p.”.

“A todos los que me han insultado les he respondido, pero sin insultos. Me parte el alma lo que está pasando, porque se sale de mis manos”, puntualiza Rivera.

Y no es la primera vez que le pasa, como dice su canción, ya que en una entrevista con el programa ‘Se dice de mí’, de Caracol Televisión, el artista contó que en varias oportunidades lo contrataron a ‘ciegas’ para conciertos en pueblos, y que al llegar al sitio acordado lo subían a un carro y se lo llevaban a fincas de personajes de dudosa reputación.

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