Un área de 30 kilómetros cuadrados es el espacio de búsqueda de los cuatro menores de edad, que llevan tres semanas perdidos en la tupida selva del Guaviare y, según algunas versiones, fueron localizados hace días,. Se trata de una extensión igual a la de los municipios de Itagüí y Envigado juntos, en un terreno agreste, húmedo y con poco visibilidad.

Allí, desde que se confirmó el siniestro de la avioneta, han estado más de 130 comandos de las Fuerzas Especiales y alrededor de 90 indígenas de los departamentos de Cauca, Putumayo, Caquetá y Guaviare.

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En entrevista con EL COLOMBIANO, el comandante del Comando Conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares, general Pedro Sánchez, habló sobre la búsqueda de los menores y el acompañamiento de los indígenas en la “Operación Esperanza”, como la bautizaron.

¿Cuáles son las herramientas que han utilizado hasta este momento para encontrar a los niños en la selva del Guaviare?

Bueno, en este momento tenemos unas células combinadas entre indígenas y fuerza pública. Hay ocho comandos y alrededor de cuatro o cinco compuestos por indígenas para asegurar que haya coordinación, articulación, y que garanticemos una logística y no nos pongamos en riesgo. Una de las premisas que tenemos es que el rescatista no se convierta en rescatado.

Si bien es cierto que tienen mucha experiencia, están en una zona donde la comunicación es solamente satelital, y la tenemos nosotros. También la comida para sobrevivir allá, nosotros utilizamos una especial que es un poco más fácil de manipular y también tenemos kits de primeros auxilios. Por ejemplo, la posibilidad de lesiones es alta en una operación similar. Uno de cada cuatro comandos estuvo con leishmaniasis.

Entonces estamos empleando todas las capacidades y con la información de los detectores de calor. Hemos utilizado satélites, hemos empleado perifoneo, hemos hecho lanzamiento de volantes, 10.000 volantes, hemos hecho la inserción de 100 kits de comida y de señalización en ciertos puntos estratégicos para que los niños extiendan la supervivencia. Y en la parte terrestre, que es el esfuerzo más titánico, nuestros comandos han aplicado todas las técnicas y funcionamientos propios de operaciones especiales, pero también combinadas con la capacidad de nuestras comunidades indígenas.

En la parte terrestre, adecuamos un helipuerto, porque eso queda muy lejos, queda a unos 180 kilómetros de línea recta desde San José del Guaviare, es como volar de Bogotá a Armenia en línea recta sobre selva y pues hay que tener combustible. Entonces ha sido una logística de mover combustible a Calamar, a Miraflores, pero el helipuerto lo iniciaron los indígenas en los primeros días de búsqueda. Nosotros lo terminamos y lo adecuamos con más unidades de las fuerzas militares.

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El 88% de los colombianos somos mestizos es decir que nuestros ancestros son indígenas, nos une además de esa sangre también la misma tierra.

¿De cuánto es el área de búsqueda total en el que ustedes están abarcando?

Aproximadamente entre 19 kilómetros por 17 kilómetros, eso es casi una tercera parte, casi el 80% de Bogotá. Pero a medida que pasa el tiempo el área aumenta porque pudieron haber caminado más.

En este momento todo es variable, por ejemplo, cuando tuvimos las huellas, establecimos un perímetro de 600 metros. Las últimas huellas decían que estaban a 24 o 48 horas porque son cuatro menores, tienen un bebé, es complejo caminar con ellos. Pero cada vez que aumenta el tiempo, se aumenta el área de búsqueda.

En este momento la búsqueda de nosotros está a 30 kilómetros cuadrados, pero eso es variable, mañana puede ser mayor, puede ser menor, lo cierto es que aplicamos las tácticas técnicas y procedimientos bajo la lógica de nuestras operaciones especiales, pero también consideramos la experiencia valiosa y la cultura ancestral que tienen nuestros indígenas.

¿Cuál es la hipótesis que manejan de que no se hayan podido encontrar a los niños en las próximas 24 o 72 horas a esas huellas?

Ahí es donde no tenemos respuesta. Eso solo está en la mente de los niños. Estoy seguro de que ellos han escuchado el ruido en medio de la selva, para hacer el helipuerto estuvimos cuatro días una motosierra prendida, los soldados moviendo palos para poder insertar a los indígenas porque como llegaron las tropas es por rápel, por cuerda, es una técnica muy especial con armamento. Los comandos pitando, silbando, haciendo ruido, lanzando bengalas. Por ejemplo, además de tener comida, tienen también instrumentos para hacer señales, ninguno ha sido manipulado, entonces no sé qué está en la mente de esos menores.

¿Cuántas personas están participando de la operación en total?

Yo calcularía unas 350 personas, incluyendo todos los organismos de coordinación. Inclusive podrían ser más, en el área seguramente van a quedar 200 personas.

¿Cómo están los ánimos, cómo va el nivel de esa esperanza en este momento?

Con la fe intacta, si algo tenemos claro nosotros como operaciones especiales, es que si nos asignan una misión, es para cumplirla, por difícil o imposible que parezca. No sé cuándo terminará esta operación, cuando los encontremos, o cuando la lógica de nuestras tácticas, técnicas y procedimientos indiquen lo contrario.

¿Cuáles son las condiciones que más están dificultando la búsqueda?

El clima. La lluvia, imagínate tú 16 horas al día mojada. Por otro lado, la vegetación es supremamente cerrada. Nosotros tenemos una imagen satelital de 50 cm de resolución de hace dos días y lo único que ve son copas de los árboles. Eso no es un campo de golf. Como se lo imagina, si un niño se pierde en un centro comercial, ahora imagínese en medio de una selva. En algunos casos creímos que iban hacia Chiribiquete, por la dirección que llevan hacia el occidente, y le preguntaba a los comandos que si alcanzaban a observar Chiribiquete, pero dijeron que a duras penas entraba la luz del sol. Esas son las complejidades, digamos, de encontrar.

¿Cómo fue ese ritual indígena?

Somos respetuosos de esa cultura. Hay otros que creemos en Dios, otros creerán en Buda. Ellos dijeron que abriría una ruta espiritual, y lo que hicimos fue una U, dirigida hacia donde estaban los menores, como para conectarnos. Es para abrir esa ruta espiritual. Ellos creen que la madre selva los tiene y se les pide permiso, y los mire con ojos de bondad.