
El debate que se ha abierto en el país por la pertinencia y oportunidad de una consulta popular para sacer adelante las reformas laborales que impulsa el Gobierno del presidente Gustavo Petro sigue ahondando el abismo entre quienes ven acertado ese mecanismo de participación ciudadana y quienes lo encuentran como una trampa con el fin de sacar provecho en las elecciones al Congreso y a la presidencia que tendrán lugar el año entrante.
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En las últimas horas, el exvicepresidente Humberto de la Calle hizo una reseña sucinta y clara de la manera como el mandatario encontró en la consulta popular por reformas laborales la bandera que necesitaba, después de varios fracasos, para intentar la continuidad de su proyecto político, “con el telón de fondo del odio de clase”. El jefe de Estado le respondió, como ya es habitual, con una explicación anclada a la tradicional teoría marxista de lucha de clases.
“El Pacto Histórico necesitaba una bandera. Primero la salud. No cuajó. El argumento (cierto) de la corrupción se diluyó en el inmenso mar de las múltiples corrupciones. Sirvió para indignar pero no para movilizar”, escribió De la Calle en X. “Y una vez intervenidas muchas EPS y ya con giro directo, las quejas han aumentado. Pensiones tampoco movió la aguja. Todavía los viejos son pocos. Y los jóvenes se creen inmortales”.
“Pero saltó la liebre”, agregó el exvicepresidente. “Un tema relativamente menor, horas extras y dominicales, le regalo al gobierno el músculo que necesitaba”. Y después delineó la encrucijada en que quedó el país: “Lo peor: si el Senado niega la consulta, es el gobierno el que gana. Gana por punta y punta. Petro se ha colocado en la cabeza de la discusión. Qué puede hacer la oposición? Rediscutir en serio la reforma. Aun si el gobierno no desiste de la consulta, al menos baja una estigmatización que pareciera propia de la guerra del fin del mundo”.
Gustavo Petro y la lucha de clases como única explicación
De inmediato, el presidente Petro, que está en China formalizando el ingreso de Colombia a la iniciativa de la Ruta de la Seda, respondió que “hay una diferencia central entre ‘lucha de clases’ y ‘odio de clases’”, poniendo como ejemplo de la primera un caso de hace ya casi 90 años: el de Alfonso López Pumarejo, que propuso la ‘Revolución en marcha’, consistente, según el mandatario, en un “mejoramiento de las condiciones de la clase trabajadora colombiana y una modernización del mundo rural a partir de la producción de la tierra y no de la tenencia simple de la tierra”.
“Planteaba una lucha de la gente que trabaja, contra intereses anacrónicos, como los que nacían de terratenientes improductivos, o simples rentistas parásitos del estado, que no pagaban impuestos sino vivían de la renta, eso era ‘lucha de clases’”, precisó el presiente Petro. “Cuando se respondió a la ‘Revolución en Marcha’ liberal, asesinando a Jorge Eliécer Gaitán, y 300.000 campesinos, eso era ‘odio de clases’”, añadió.




Para aterrizar sus conceptos en la realidad actual, escribió: “Cuando proponemos una reforma laboral para devolver derechos a la clase trabajadora de Colombia, cuando buscamos la pensión a todo al campesinado, cuando buscamos derecho al salario al joven trabajador y a la mujer, cuando planteamos una jornada de 8 horas, como hace un siglo, cuando buscamos crédito masivo y barato al microempresario asociado, cuando queremos pensión para madres comunitarias, periodistas, deportistas, taxistas, eso es ‘lucha de clases’ porque va contra los intereses de quienes nos quieren esclavos para ganar dinero”.
“Pero cuando se niega la reforma sin discutir, de un pupitrazo, o se niega la apelación, o se trata de derrumbar la reforma pensional con mentiras mediáticas, cuando se le quiere quitar al pueblo su derecho a pensionarse o a trabajar dignamente, eso es ‘odio de clase’. Hacer esclavos es odio de clases, emancipar, es lucha de clases, para superar las clases y ser humanidad libre”, concluyó el mandatario.
Jugada de consulta popular en vísperas de elecciones
Pero, como varios sectores lo han sostenido desde que el jefe de Estado convocó a una consulta popular, nadie podría discutir o estar en contra de mejorar las condiciones laborales de los trabajadores colombianos. Lo que se señala es el momento en que se busca llevar a cabo esa consulta, por un lado, y que esas reformas aún pueden ser resueltas por el Congreso, cumpliendo sus funciones constitucionales, por otro lado.
“Aquí hay que hacerse una pregunta: ¿el objetivo es actualizar, modernizar la legislación laboral de derechos y deberes laborales, o el objetivo es hacer campaña con plata pública, dividir, polarizar?”, planteó la senadora de la Alianza Verde Angélica Lozano en Caracol Radio. “Teniendo claro cuál es el objetivo, ahí vienen los caminos: la apelación, que es un camino que nunca se ha usado en el Congreso, yo la defiendo. Presenté ayer un informe positivo que le dice sí a la apelación”.
Lozano explicó en esa emisora que para que un proyecto llegue a ser ley necesita cuatro debates. “En el tercer debate, la Comisión Séptima del Senado hundió el proyecto [de reforma laboral] y se archivó”. Sin embargo, ese mismo día, el también senador por la Alianza Verde Fabián Díaz apeló la decisión ante la plenaria. “La plenaria completa debe decidir si concede o no esa apelación. Si la concede, el presidente del Senado, Efraín Cepeda, debe escoger a cuál de las otras seis comisiones debe irse el proyecto para tener tercer debate”, añadió.
Para Lozano, de darse este escenario, dentro de mes y medio, en julio próximo, habría ley nueva, hecha por el Senado. “Si lo que se busca es actualizar la ley laboral, ese es el mejor camino”, subrayó la congresista, y recordó que, en 2017, en la consulta anticorrupción que ella lideró, en la plenaria del Senado advirtieron que daban el aval, pero solo si era después de elecciones porque estaban en año previo al electoral, como en este 2025, y no querían que la consulta influyera o interfiriera en las elecciones de Congreso.
Efectivamente, esa consulta se hizo después, en agosto de 2018, con Congreso y presidente de la república (Iván Duque) nuevos. “Esa fue una consulta ciudadana, pero esta vez es todo el Estado, todo el presupuesto público. Es todo el aparato del Estado, el vibrato, la espada, el grito y todo”, advirtió Lozano, e insistió en que, si se aprueba la apelación, en seis semanas el presidente Petro estaría sancionando la actualización laboral sin necesidad de una consulta popular. La otra vía que proponen los detractores es que ese mecanismo de participación ciudadana se use, pero después de las elecciones.
Hay una diferencia central entre “lucha de clases” y “odio de clases”.
Cuando López Pumarejo y el liberalismo en 1936, propuso la “Revolución en Marcha”, que no wra más que un mejoramiento de las condiciones de la clase trabajadora colombiana y una modernización del mundo rural… https://t.co/IcmkuqaO6c
— Gustavo Petro (@petrogustavo) May 13, 2025
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