
La recuperación de 2.400 hectáreas del complejo cenagoso Machado, en el departamento de Sucre, marca un avance histórico en la implementación de la Reforma Agraria liderada por el Gobierno Nacional.
Este logro, que beneficia a más de 500 familias campesinas y pesqueras, es resultado de décadas de lucha comunitaria por la restitución de tierras acaparadas ilegalmente.
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Un cambio esperado tras 50 años de lucha
Por más de medio siglo, los habitantes de la región lucharon por el reconocimiento de su derecho a utilizar los bienes comunes que integran este complejo cenagoso, compuesto por las ciénagas Machado, Molinos, Cholen, Piñalito, Los Ponches, Calle Larga y Don Antonio. La llegada de la Agencia Nacional de Tierras (ANT) a la región fue un punto de inflexión para las comunidades.
“Fueron 10 presidentes atrás, 50 años en esta lucha sin ningún resultado. Pero en dos años de mandato, el presidente Gustavo Petro ha hecho lo que nunca nadie había hecho por nosotros, los campesinos”, afirmó Nidia Lambraño, líder comunitaria del San Jorge. Para Lambraño, este avance simboliza un cambio radical en la relación entre el Estado y las comunidades rurales.
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Un esfuerzo integral liderado por la ANT
Con equipos de trabajo conformados por más de 25 funcionarios, la ANT trabajó de la mano con las comunidades para delimitar y recuperar el uso legítimo de las ciénagas y playones comunales. Felipe Harman, director de la Agencia Nacional de Tierras, destacó que esta es la primera vez que una autoridad nacional interviene directamente en el conflicto del complejo cenagoso Machado.
“Los campesinos nunca fueron invasores; los verdaderos invasores fueron los terratenientes que ocuparon estas tierras de manera ilegítima. Estas ciénagas son baldíos reservados de la nación, y ahora, su uso y manejo está reglamentado para las comunidades campesinas y pescadoras”, explicó Harman, quien subrayó la importancia de este caso para la jurisdicción agraria y la mejora de la calidad de vida de las familias rurales.
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Un impacto tangible para las comunidades
La recuperación de estas tierras no solo devuelve un recurso esencial a las comunidades campesinas y pesqueras, sino que también fortalece su soberanía alimentaria. Según Rafael Martínez, uno de los beneficiarios, “hay voluntad. La Agencia Nacional de Tierras llegó para hacer lo necesario y solucionar el problema de deslinde en la ciénaga y los playones comunales”.
Con este esfuerzo, las familias podrán desarrollar actividades como la pesca y el cultivo de alimentos, lo que garantiza una estabilidad económica y social en una región que históricamente ha sido golpeada por el conflicto y el abandono estatal.
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La importancia del deslinde para la paz territorial
La ANT ha hecho un llamado a la Corte Constitucional para reafirmar su competencia en los procesos de deslinde de complejos cenagosos, un paso crucial para garantizar que los bienes de la nación regresen a quienes realmente los trabajan. Este logro es un ejemplo concreto del compromiso del Gobierno del cambio con la reforma agraria, la paz territorial y la equidad en los territorios históricamente marginados.
La recuperación de estas tierras no solo representa un alivio para las comunidades del Caribe colombiano, sino que también simboliza un modelo de gestión que prioriza el bienestar de las familias campesinas y pesqueras, sentando las bases para un futuro más justo y sostenible.
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