Por: EL PILON SA

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Este artículo fue curado por pulzo   Ago 9, 2025 - 2:02 am
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La aparición pública de los hermanos Carlos, Fernando y Carlos Gummer de la Peña durante una marcha en apoyo al expresidente Álvaro Uribe en Valledupar ha puesto de manifiesto una estrategia política meticulosamente orquestada para fortalecer y expandir la influencia de la familia en el departamento del Cesar, especialmente en su capital. Según información de El Pilón, Valledupar concentra más del 40% de la población departamental y cuenta con cerca de 333,432 votantes, lo que la convierte en el mayor polo electoral y, por tanto, en un territorio clave para cualquier aspiración política regional.

La familia de la Peña ha mantenido tradicionalmente una posición de poder en el sur del Cesar, apoyada en una solidez económica que les ha permitido elegir congresistas e incidir de manera determinante en la política local. Este historial de hegemonía política se traduce ahora en un esfuerzo por incursionar en el norte del departamento, con Valledupar como objetivo central. Para ello, han tejido alianzas con figuras locales de peso, incluidos concejales como Ricardo López Valera, José Alberto Morillo y Carlos Escorcia, así como con figuras históricas como el exdiputado Quintín Quintero, proporcionando una base de legitimidad y penetración en la estructura política de la ciudad.

El equipo de campaña de Carlos Gummer de la Peña, quien prepara su candidatura para la Cámara de Representantes en 2026, está dirigido por Miguel Durán, encargado de articular la movilización política particularmente en el norte del Cesar. Esta combinación de recursos económicos y alianzas estratégicas responde a un patrón descrito en estudios sobre el poder político en Colombia, donde las élites regionales consolidan su posición a través de extensas redes de aliados y mecanismos de movilización orientados a garantizar representación en espacios políticos clave, según análisis de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Colombia.

La apuesta por Valledupar no es solo una cuestión de números en el censo electoral. Históricamente, la ciudad ha sido epicentro cultural y político, y su control representa también la posibilidad de dominar el relato y las narrativas que definen la política regional. Esto convierte la ofensiva de la familia de la Peña en un movimiento que podría reconfigurar el equilibrio de poder, forzando nuevas alianzas, rupturas y negociaciones entre partidos, líderes y grupos de interés locales y departamentos interconectados.

Las estrategias implementadas por la familia, como las reuniones en casas de campo y encuentros con líderes locales, se corresponden con un modelo tradicional de acumulación de poder en Colombia, en el que la relación entre intereses económicos y campañas políticas es fundamental. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) ha señalado que en zonas como Valledupar, donde la población es numerosa, la operación efectiva de redes políticas puede inclinar los resultados electorales, ampliando la influencia de las élites sobre las decisiones públicas y la distribución de recursos a nivel municipal y departamental.

La selección de líderes locales como apoyos significa también un ejercicio de legitimación de candidaturas relativamente nuevas; se capitaliza la reputación y el capital político de figuras que la ciudadanía reconoce y cuyo respaldo facilita el tránsito de los De La Peña al centro de la política de Valledupar. En la práctica, estas coaliciones pueden implicar el desplazamiento o la transformación de bloques políticos tradicionales, generando cambios en las agendas y prioridades locales de cara al próximo ciclo electoral.

La elección de participar públicamente en actos en favor de figuras nacionales como Álvaro Uribe tampoco es casual. Este tipo de demostraciones busca capitalizar una base electoral nacional para fortalecer candidaturas locales, borrando en parte los límites entre los intereses regionales y nacionales. Así, se genera un entramado en el que las lealtades y las identidades políticas se articulan en torno a liderazgos con resonancia tanto interna como externa.

En definitiva, la estrategia de los hermanos De La Peña en Valledupar es una apuesta de gran alcance, que no solo persigue votos, sino el reposicionamiento de la familia como uno de los actores más influyentes del Cesar y, por extensión, del ámbito político costeño. El desarrollo y desenlace de este proceso tendrá consecuencias decisivas para la configuración del poder regional en la antesala de las elecciones de 2026, y plantea preguntas sobre el rol de las élites en la política departamental y nacional, según análisis y reportes de El Pilón, DANE y centros de estudios especializados en el poder regional.

Preguntas frecuentes relacionadas

¿Qué papel han jugado históricamente las élites regionales en la definición del panorama político del Cesar?

A través de los últimos años, las élites regionales en el Cesar han ejercido una influencia marcada sobre las dinámicas electorales y la distribución de poder local. Familias con recursos significativos y redes de aliados han sido capaces de determinar la elección de representantes y la orientación de políticas públicas, no solo en sus zonas de influencia inmediata, sino extendiendo su alcance hacia regiones estratégicamente relevantes, como Valledupar. Esta tendencia se sostiene en buena medida por la capacidad de movilizar recursos y de establecer alianzas sólidas con figuras políticas clave.

Tal patrón evidencia una estructura política en la que las decisiones y los equilibrios de poder dependen, en gran medida, de los acuerdos a los que llegan estos grupos, quienes buscan reproducir y acrecentar su poder con cada ciclo electoral. La conformación de bloques y el manejo de grandes bases electorales garantizan la vigencia de las élites, quienes ven en cada nuevo ciclo una oportunidad para reafirmar o expandir su dominio territorial y político.

¿Cuáles podrían ser las repercusiones de una nueva reconfiguración de alianzas políticas en Valledupar?

El proceso de recomposición de alianzas, impulsado por actores como la familia de la Peña, tiene la potencialidad de transformar el escenario político de Valledupar, trastocando los equilibrios tradicionales de poder. Cuando grupos emergentes establecen pactos con figuras históricas o relevantes a nivel local, pueden romper hegemonías existentes y abrir paso a nuevas formas de negociación política, lo que impacta tanto la gestión administrativa como la representación ciudadana en el gobierno local.

Estas transformaciones suelen reflejarse en la ejecución de políticas públicas, en la adjudicación de contratos y en la distribución de recursos, pudiendo favorecer a nuevos sectores o reforzar viejas prácticas de clientelismo según la dinámica de poder que se consolide. Por ello, el seguimiento a estas alianzas y su resultado electoral resulta crucial para anticipar los cambios que podrían experimentarse en la administración y futuro político del Cesar.

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