Necesariamente se deben analizar los datos y la información disponible sobre la calidad de los 13 mil 856 docentes que cumplen con la tarea de orientar las enseñanzas y los aprendizajes de los estudiantes matriculados en los planteles educativos oficiales y privados que operan en el Tolima.

Porque son suficientes las investigaciones científicas que han llegado a la conclusión de que la calidad de los docentes depende en gran parte la calidad de los aprendizajes de los estudiantes de educación básica, media y de educación superior.

Al hacer referencia a la calidad de los docentes como factor asociado a la calidad educativa, en primera instancia se recurre a los datos sobre la formación académica de pregrado y posgrado que acreditan, asimismo, el grado de satisfacción en el desempeño docente, los resultados de la evaluación de desempeño que anualmente se realiza sobre los docentes vinculados a la educación básica y media a partir de la vigencia del Estatuto de Profesionalización Docente, el decreto 1278 de 2002.

También, la remuneración salarial, los ambientes de aprendizaje donde ejercen la docencia, la selección para el acceso al cargo, el uso de medios tecnológicos para la enseñanza, la pertinencia curricular que en parte depende del docente porque es él quien diseña y ejecuta los planes de asignaturas y de áreas del plan de estudios, el liderazgo del rector y otros factores.

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En resumen, qué dicen los resultados de investigaciones científicas que se han ocupado del tema y el problema de la calidad de los docentes. El documento de Compartir, ‘Tras la excelencia docente’ (2014) registra estos antecedentes de investigación: “La calidad docente contribuye más que cualquier otro insumo escolar a explicar diferencias en el desempeño estudiantil” (Rand Corporation, 2013).

 

Greenwald, Hedges y Laine (1996) analizan de manera comparativa la contribución de diferentes insumos educativos y concluyen que focalizar recursos a seleccionar y retener los maestros más educados y con mayor experiencia es más costo-efectivo para mejorar el aprendizaje que invertir, por ejemplo, esos mismos recursos en reducir el tamaño de las clases.

Krishnaratne, White y Carpenter (2013) y Hanushek y Glewwe (2011) muestran que “las intervenciones que mayores impactos tienen en el desempeño de los estudiantes suelen ser aquellas que buscan mejorar la infraestructura y disponibilidad de materiales escolares y aquellas que buscan mejorar la calidad docente por medio de formación en servicio, apoyo pedagógica o incentivos a la asistencia”.

Son aportes que sirven de referencia para quienes evocan la necesidad de mejorar la calidad educativa en las instituciones. Focalizar las intervenciones sobre el mejoramiento de la formación académica de los docentes, a la par de inversiones para la mejora de la infraestructura y dotación de los planteles educativos, debe ser prioritario.

El caso de la docencia en Singapur

Son por lo menos seis las dimensiones o aspectos que se deben tener en cuenta al evaluar la calidad de los docentes como factores de calidad: la formación inicial o previa que logran en la universidad, la selección que se hace para el acceso a los cargos docentes, la retención o permanencia en la docencia con lo cual se evalúa la experiencia docente.

De la misma forma, la evaluación anual de desempeño, la formación en servicio o formación continua, la remuneración salarial y las prestaciones sociales (Compartir, 2014).

Cada país tiene su propio sistema de aseguramiento de la calidad, entre ellos la vinculación de los docentes al sistema escolar. Pero es la ciudad-estado de Singapur en Asia, el modelo educativo exitoso en cuanto a estas dimensiones, porque se califica con el puntaje máximo de 10 cada uno de los 6 aspectos.

Si la comparación se hace con base a los resultados de la prueba del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, Pisa, Singapur ocupa el segundo lugar, después de China, entre todos los países evaluados, Colombia ocupó el puesto 58 en estas pruebas de 2018.

El nivel educativo de los docentes del Tolima

Los docentes de las instituciones educativas oficiales en Colombia, son seleccionados a través de concurso de méritos, que tienen entre los requisitos la acreditación de títulos.

Hacia el 2020, de acuerdo con información del Dane, el 91.3% de los 13 mil 856 docentes en servicio en los 46 municipios no certificados e Ibagué, tienen título profesional otorgado por instituciones de educación superior; de ellos el 43% (5.956) tienen títulos de posgrados.

Se puede afirmar, según estas cifras, que no hay otras instituciones estatales que tengan a su servicio esta cantidad de profesionales. Otra característica de los docentes es que se exige formación pedagógica, didáctica y curricular, disciplinas propias del desempeño docente.

Los mil 72 docentes que no tienen pregrado en educación, deben lograr formación pedagógica para acceder al servicio docente.

Los normalistas que son formados específicamente para la docencia en primaria (922) y los 5 mil 620 licenciados en educación, han recibido formación profesional para la docencia en las instituciones de educación superior y en universidades que ofrecen esta titulación.

En el departamento se cuenta con la Universidad del Tolima y su Facultad de Educación y en el Instituto de Educación a Distancia, Idead; también, ofrecen pregrado de Licenciatura en Educación, igualmente, la Universidad Uniminuto y la Universidad Nacional a Distancia, Unad.

La remuneración salarial de los docentes

 

En Colombia, estudiar para ser docente, no es el motivo de mayor atracción de los bachilleres que aspiran a cursar las licenciaturas en educación. Pero se reconoce que se trata de una profesión que ofrece estabilidad en los cargos a quienes ganan los concursos de vinculación, para lo cual no requieren de palancas políticas.

Se asciende en los grados de escalafón de los dos estatutos que están vigentes, según los títulos que acrediten y a la vez aprueben un examen o prueba de competencias, que ahora se hace a través de videos de actos de clase, para el caso de los docentes del escalafón del decreto Ley 1278 de 2002.

Los de carrera docente del estatuto establecido por el decreto Ley 2277 de 1979, que tienen mayor antigüedad en la docencia, ascienden bajo otros requisitos.

Se calcula que el promedio del salario de los docentes en Colombia, en 2022 es de $1.793.500, que equivalen a $21.522.000 anuales, 11.037 pesos por hora-clase.

Pero la realidad puede ser otra, porque un docente escalonado por el régimen del decreto 2277 de 1979 puede estar en condiciones de disfrutar la pensión de gracia pero continuar ejerciendo la docencia, lo cual implica devengar un salario mensual más alto.

Para los docentes del decreto 2278 de 2002 que son los nuevos, su salario más bajo, el de grado de escalafón 1, nivel salarial A, su asignación salarial es de $1.980.920 y su título será el de normalista, esto según el decreto 449 del 29 de marzo del 2022.

Un docente que acredite Licenciatura en Educación, ser profesional no licenciado, con título de Maestría, en el nivel salarial D, puede llegar a devengar $7.080.037 y con título de doctor podría llegar a un salario de $9.419.180 en el grado de escalafón 3 y nivel salarial D.

La voz del presidente de Simatol

 

 

El Sindicato de Maestros del Tolima, Simatol, presidido por William Polo, tiene alta influencia sobre las peticiones de mejora en el desempeño de los docentes de los 47 municipios del departamento. Al preguntarle al presidente de esta organización sindical sobre el docente como factor de la calidad, esta es su respuesta: “Fortalecer los procesos de formación de los maestros y directivos docentes, garantizar condiciones materiales de trabajo en lo didáctico, pedagógico, disciplinar e investigativo, acompañar al magisterio en materia de su salud y de sus familias, y promover su estabilidad laboral, son factores determinantes para lograr calidad en la labor más hermosa de la humanidad: ser maestro.

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“Además de la formación inicial (responsabilidad plena del futuro docente) el gobierno debe generar procesos de formación, no solo de capacitación, en las distintas ramas del saber y en lo específico de la didáctica y la pedagogía.

La actualización y la profundización en estas áreas debe ser promovida y financiada, para el maestro en ejercicio, por el gobierno, o por lo menos facilitar escenarios para licenciaturas, maestrías y doctorados”.

LUIS EDUARDO CHAMORRO RODRÍGUEZ / Especial para EL NUEVO DÍA