Eso, como es de esperarse, amplifica aún más la tormenta por la que atraviesa la fuerza armada, y que ya había sobrepasado los límites del país porque entre las 130 personas espiadas por la inteligencia militar hay algunos periodistas que trabajan para medios de Estados Unidos como Juan Forero (The Wall Street Journal), Federico Ríos (freelance del New York Times) y Nicholas Casey (New York Times).

Por ese hecho, hay quienes se atreven a hablar, incluso, de la posibilidad de que quienes sean hallados responsables de esas chuzadas puedan ser solicitados en extradición por Estados Unidos.

Ya el diario español, recién la revista Semana destapó las actividades ilegales de los uniformados, había mencionado al expresidente en un artículo informativo sobre el caso, al que tituló ‘El espionaje contra periodistas y políticos sacude al Ejército de Colombia y pone en jaque al uribismo’.

Chuzadas del Ejército en Colombia

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Esta vez, El País ofrece su punto de vista sobre el caso en su editorial y asegura, de entrada, que “la trama de espionaje descubierta en el Ejército colombiano es incompatible con una institución al servicio de una democracia. […] La mera existencia de un aparato militar, por muy reducido que fuera, dedicado a recabar información a través de interceptaciones ilegales cuestiona la reciente gestión de la fuerza terrestre y el control de los procedimientos internos”.

Los primeros nombres en aparecer en el editorial son los del presidente Iván Duque y el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, cuyas declaraciones (las de Duque) y decisiones (las de Trujillo) apuntan, según el diario español, “a una preocupante red de escuchas que llegó hasta el corazón del Estado”.

Después sale a relucir el general (r) Nicacio Martínez Espinel. El periódico destaca que las escuchas se hicieron entre febrero y diciembre del año pasado, cuando él fue comandante del Ejército. “El general […] ha negado toda responsabilidad, pero tendrá que comparecer en la Fiscalía para dar explicaciones y el Gobierno ya ha reconsiderado su nombramiento como delegado ante la OTAN”, reseña el medio.

Carlos Holmes Trujilo y Néstor Morales

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Reclama que “lo sucedido no puede quedarse en el terreno de las sanciones administrativas ejemplarizantes o de la actuación de la justicia, sino que debe ser una oportunidad para revisar a fondo los esquemas de trabajo del Ejército”, y ahí menciona al expresidente Uribe.

“No es la primera vez que Colombia afronta un escándalo de espionaje. Durante el segundo mandato de Álvaro Uribe, a finales de la pasada década, el servicio de inteligencia del extinto […] (DAS) intervino las comunicaciones de decenas de opositores, magistrados y periodistas”, rememora el diario.

Advierte que las chuzadas parecen volver a asomarse hoy, “bajo nuevo semblante”, y concluye recordando que “la corriente que se referencia en el expresidente, el llamado uribismo, que también representa el sector más duro del partido de gobierno, el Centro Democrático, es precisamente la que más apoyo dio a Martínez Espinel y al que fue su jefe, el exministro de Defensa Guillermo Botero”.