“Hay momentos en que la rabia producida por su actitud, termina convertida en pesar, conmiseración. Pobrecito, ¿no habrá nadie que le diga de buena manera que ‘así no’?”, escribe en su columna Gloria H.

Después de esta manifestación de compasión por el mandatario, la columnista hace un paralelismo entre el tiempo de gestación de un niño y la escasa preparación de Duque para ocupar la presidencia.

“[…] No se madura solo con desearlo o con grandes dosis de esfuerzo. El tiempo y las circunstancias son los que brindan opciones de crecimiento. No se puede engendrar un hijo en tres meses: se necesitan nueve. A Duque lo ‘sentaron’ en una silla para la que todavía no estaba preparado. Le faltaban varias cocciones”, dice.

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“Algunos de los que creían y votaron por él, argumentaban que si Obama ‘inexperto’ pudo, ¿por qué Duque no? Pero la diferencia de experticia entre el estadounidense y el colombiano es abismal”, sigue la columna de Gloria H. “Es posible que la vida de Obama, más difícil y marginal, le ayudó a tener la malicia y astucia para convertirse en un gobernante respetable, maduro y asertivo. Pero Duque…”.

Para ella, al presidente “detrás le mueven los hilos del poder”, y recuerda la sabiduría popular según la cual “al lado de un ingenuo siempre está un vivo, un ‘avión’”.

“Duque lo quiere hacer pero no puede, no le da más su experiencia. Algunos errores son de una simpleza absoluta, como si no se diera cuenta de lo que hace”, advierte. “Otros, de mayor envergadura, con serias implicaciones, pero en ambos casos la falta de liderazgo, la sensación de estar improvisando y lo que es peor, de no saber cómo hacerlo, marcan la parada”.

Y hace un pronóstico desolador. “Nos faltan 3 años largos y muy seguramente su gobierno estará signado por la improvisación, por la necesidad de constantes timonazos para ver si por fin lo aprende a hacer. Y por la sombra del individuo que ha querido manejar este país guiado por su rabia y anhelo de poder eterno”.