En su línea de razonamiento, esta columnista asegura que al terrorista “no se lo contabiliza en la lista de muertes del terrorismo”, y sostiene que “equivocado o no, este hombre también es una ‘víctima’ del terrorismo, con una familia detrás”.

“¿Qué muertos contabilizamos u ‘oficializamos’ y cuáles invisibilizamos? ¿Hay muertes buenas y hay muertes malas? ¿Quién las cataloga?”, se pregunta, y responde: “Matar es malo, nadie puede disponer de la vida de otros”.

En los apartes iniciales de su escrito, Gloria H. admite que el terrorismo “es nefasto desde cualquier perspectiva que se mire”, pero sostiene también que “esto no significa que se deban violar las normas para igualarse con los transgresores”.

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“La guerrilla y el Estado no pueden comportarse de la misma forma. Así sea injusto y desproporcionado”, continúa la columnista. “La filosofía no puede ser ‘malo que ellos lo hagan pero bueno que nosotros sí’. Entonces hay que sancionar a la guerrilla pero eso no da licencia para que el Estado pase por encima de la norma. Hacerlo significa que se da patente de corso para ‘acomodarla’ al amaño de las circunstancias”.

“Así nos muramos de la rabia, tarde que temprano hay que dialogar. Y más vale ‘temprano que tarde’ porque eso evitará muertes inocentes. La violencia no se elimina con más violencia. Así el mundo patriarcal y prepotente lo haya creído y practicado”, agrega.

Y termina con un planteamiento para la reconciliación: “El camino que tenemos por delante es antes que nada un camino de humildad y tolerancia. Arduo, difícil y cuestionador”.