Carlos y José expresaron que desde su niñez han vivido en medio de conflictos familiares, pobreza, drogas y malas amistades, razones con las que justifican haberse convertido en ladrones desde muy pequeños. Así actúan:

“Primero, Carlos se para en una esquina a observar detenidamente; segundo, detalla a aquellos que andan por la calle desprevenidos, hablando por celular sin el más mínimo temor; tercero, se fija mucho en los audífonos porque, dice, le sirven para identificar de qué marca es el equipo”, dijo El Tiempo.

“Le voy a dar un ejemplo para que me entienda, ¿sí? En un tiempo estuvieron de moda los Sony Ericsson. Uno identificaba la capsulita y decía, uy, lo lleva, y entonces, pues pague por perro. Eso fue 14 años atrás, pero se hace con todas las marcas; uno las estudia por internet, no crea que uno no es educado”, explicó Carlos al diario.

Según el sujeto, su resentimiento social se debe a que no han podido ni pueden tener todo lo que desean y les genera rabia que otras personas sí lo han logrado obtener.

“Nosotros todo el tiempo andamos con rabia. El hecho de que usted tenga algo que yo no tenga significa una cosa, que usted es algo más que yo. Por eso, si usted se pone a ‘farandulear’ con eso, pues toca quitárselo”, señaló el hombre a El Tiempo.

Por su parte, José manifestó que debido a las drogas cayó en la mendicidad, sin embargo, no podía reunir la cantidad de dinero que quería por el rechazo social y por eso “me di cuenta que era más fácil coger a la gente y ponerles un cuchillo en el pecho. Requisarlos y ya”.

El ladrón también declaró que en cuanto al robo de vehículos, en ocasiones las “vueltas” son estudiadas si se trata de una banda estructurada o, si es individualmente, lo que más detallan es la ubicación de las pertenencias que se encueran dentro del carro.

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“Una modalidad es cuando la vuelta está estudiada. Es decir que detrás de la vaina hay gente más experimentada que lo contrata a uno y le cuentan con cuántos milloncitos van… Ellos detectan el carro en medio del trancón o en el semáforo, rompen el vidrio y cogen el paquete por el que les pagaron” o “la otra modalidad es cuando el ladrón hace la vuelta por su lado. Ahí uno escoge el carro. Si uno ve fácil el portátil, el bolso, el celular, pues ataca. La gente da unos papayazos tremendos”, declaró José al medio.

Finalmente, para robar viviendas los ladrones analizan el entorno, la seguridad, cantidad de personas que residen en la casa y ya dentro: las vías de escape.

“Solía caminar por los barrios, ubicar los postes de luz y escalarlos hasta llegar hasta el segundo o tercer piso de las viviendas. Lo primero que hacen es llegar hasta el primer piso y darse cuenta si pueden escapar o no por la entrada principal, porque hay casas que usan hasta cuatro seguros”, puntualizó el hombre.