El gobierno local entiende el poder político como un botín y su función es consumirlo, explica Rudolf Hommes en su columna de El Heraldo.

Agrega que la ciudad portuaria nunca ha sido integralmente parte de Colombia ni del Valle del Cauca, pero que sí ha estado sometida a ellos en una relación extractiva, además de haber sido muy mal gobernada.

El exministro indica que la Constitución del 91 no permite subsanar las relaciones entre el gobierno central y los gobiernos locales, como para sustituir las alcaldías cuando estas son incompetentes o como en el caso del puerto cuando la crisis es resultado de siglos de negligente desatención.

No hay motivo para respetar lo pactado con las Farc

Según el columnista de El Universal Rafael Nieto, son varias las razones. Primero, porque la negociación se hizo en secreto. Segundo, porque la mayoría votó en contra de ese acuerdo en un plebiscito.

Y continúa Nieto: porque para poner en marcha su trampa a la voluntad popular ‘enmermeló’  a sus mayorías en el Congreso y contribuyó a la corrupción de unos magistrados.

A pesar de esto el columnista dice que está convencido que la salida negociada era la mejor opción, pero lo malo fue la debilidad de la negociación y las trampas a la democracia para obtenerla.

Los divorcios agrios acaban siendo muy dañinos

Así resultó el de Uribe y Santos. Mientras el primero vive descompuesto, al segundo se le notan muchas canas y la irritación permanente, afirma Guillermo Perry en su columna de El Tiempo.

Para él, Uribe pasará a la historia como un hombre egocéntrico que, después de comenzar a salvar a sus conciudadanos del azote de la guerrilla, decidió sacrificar sus intereses por sacarse una espina. Asimismo, para Perry, Santos pasará a la historia como un estadista incompleto que estuvo dispuesto a sacrificar su sueño de paz por desquitarse de Uribe, en lugar de haber buscado un acercamiento.

Como en otros divorcios agrios, los que más van a sufrir son los jóvenes colombianos, que merecían un posconflicto más amable y menos azaroso”.

Se dicen más mentiras con las palabras que con el cuerpo y los gestos

Héctor Abad Faciolince estudió algunos movimientos de Trump y los compartió en su columna de El Espectador.

Asegura que el mandatario estadounidense es grosero y arrogante como lo comprueba la actitud que tuvo con el primer ministro de Montenegro al apartarlo con toda brusquedad con el fin de ponerse en la primera fila para una foto, un lugar que nadie le estaba disputando.

Otra imagen fue la sonrisa forzada del presidente de Estados Unidos al lado del rostro de un papa Francisco incómodo y mal encarado. Por último, agrega como los nudillos se le pudieron poner blancos al gringo, de tanto apretar (con ira contenida, como una advertencia de fuerza) la mano de Emmanuel Macron, el recién elegido presidente francés.

Finalmente, cómo contrasta la imagen de primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, con su pareja gay los cuales se ven alegres tomados de la mano en muchas fotos, comparada con la de Trump y Melania los cuales siempre se ven infelices.

Los demócratas respiramos tranquilos con el concepto de la Corte Constitucional

Lo que hizo no fue anular el ‘fast track’ ni oponerse al Tratado de Paz, sino salvar la independencia de poderes vulnerada por disposiciones del Ejecutivo que pretendían convertir al Congreso en un convidado de piedra, destaca Reinado Suárez en su columna de Vanguardia Liberal.

También recuerda que Humberto de La Calle aceptó la autoridad de la Corte, ya que el Ejecutivo no puede mediante ningún tratado negociar los pilares de la democracia.

Por último aconsejó:

No cunda el pánico, Dr. De La Calle, como no cundió en el Gobierno ni en las mismas Farc, que su hijo no está en peligro sino que sufre los rigores de un parto democrático. ¡Que el Congreso demuestre su grandeza!