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Periodista     Feb 19, 2025 - 11:17 am

Bogotá ha estado atravesando por una de las peores crisis hídricas de su historia, teniendo en cuenta la grave sequía que se sintió durante 2024 y que retrasó (y disminuyó) la temporada de lluvias que anualmente se hace que los embalses que surten de agua a la capital se llenen.

(Vea también: Acueducto de Bogotá hizo duro llamado a edificios y conjuntos por racionamiento de agua)

Desde hace algunas semanas, desde el Distrito se estarían estudiando algunas alternativas para dar por terminada la emergencia y cortarle el chorro al racionamiento en la capital.

En su momento, el alcalde Carlos Fernando Galán manifestó que quizá en junio podría haber buenas noticias para los bogotanos. Sin embargo, la gerente del Acueducto de Bogotá, Natasha Avendaño, afirmó que se abre una nueva puerta para el fin de la medida.

Avendaño manifestó que “el descenso en el agregado norte, en milímetros cúbicos, es mucho menos significativo que el descenso que se presentó en el de Chuza”. Así las cosas, en una columna para La República señaló que el embalse de Tominé es la solución al racionamiento, puesto que “de lejos es el más grande de la sabana de Bogotá”.

Con una capacidad de 689 millones de metros cúbicos de agua, ese embalse podría surtir a las localidades mientras las lluvias llegan. Ese es más grande que los de Neusa y Sisga, y tiene mayor capacidad que los embalses del sistema Chingaza: Chuza y San Rafael.

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Tal es el tamaño del embalse de Tominé que, luego de ser terminado en 1962, “jamás se ha llenado totalmente”, dijo la gerente.

El gran problema es que la CAR no cree que sea una buena opción, por lo que esa entidad no ha permitido al Acueducto utilizar esos recursos hídricos. De hecho, afirmó que desde octubre del año pasado está esperando la autorización para aumentar la concesión de agua del río Bogotá, regulado por los embalses de Sisga, Neusa y Tominé.

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