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Escrito por:  Fabián Ramírez
Subeditor     Nov 21, 2024 - 7:31 am

La tranquilidad y armonía que caracteriza al barrio Contador en Usaquén, en el norte de Bogotá, ha sido perturbada en los últimos días, luego de la instalación de un nuevo centro de distribución de la empresa Rappi, localizado cerca de la parroquia San Juan de Ávila. Los vecinos se quejan de una considerable contaminación auditiva, visual y ambCOiental, agravada por el aumento del tráfico de motocicletas y bicicletas motorizadas en la zona, según informó El Tiempo.

(Vea también: Se armó lío en Suba, Usaquén y más zonas del norte de Bogotá; colegios, los más afectados)

Uno de los residentes más afectados es Johnny Gutiérrez, quien vive en la trayectoria habitual de los repartidores que utilizan este punto de distribución. “Es tan caótica la situación que estamos pensando en vender nuestro apartamento, especialmente porque los fines de semana el ruido es insostenible”, dice el vecino en el rotativo.

Durante las horas de la noche y madrugada, el ruido se convierte en un verdadero tormento para los habitantes, alterando significativamente sus patrones de descanso. “Parece que operan sin ningún tipo de restricción o control, lo cual es inconcebible en una metrópoli como Bogotá”, añade Gutiérrez en la entrevista.

Cómo son los vehículos de los domiciliarios de Rappi en Bogotá

Los afectados señalan que no hay suficiente información sobre la legalización de las bicicletas con motor, que resultan ser más ruidosas que las motos estándar. La falta de controles adecuados y la inacción de las autoridades locales frente a las constantes quejas de los residentes han exacerbado la situación, llevando a la comunidad a un estado de desesperación y pidiendo una intervención urgente, de acuerdo con el citado diario.

Adicionalmente, desde la apertura de este centro, que incluye la venta de diversos productos como licores, se ha intensificado la concentración de domiciliarios en el área, causando un caos vehicular y un aumento en el nivel de ruido. Las motocicletas y bicicletas con motores modificados a menudo se estacionan ilegalmente, bloqueando las salidas de vehículos y accesos a los edificios, según el rotativo.

Pese a diversas iniciativas educativas y de seguridad vial promovidas por Rappi en colaboración con entidades como Auteco y Sura, aún persisten importantes desafíos en cuanto al cumplimiento de la normativa que prohíbe el uso de bicimotos en ciertas áreas de Bogotá.

La empresa Rappi ha señalado que continúa trabajando en mejorar la experiencia de sus repartidores y escuchando sus retroalimentaciones. Sin embargo, el descontento local sigue vigente.

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El caso del barrio Contador refleja un problema más amplio que también afecta a otras zonas de Bogotá, como el barrio Santa Bárbara Oriental, en la localidad de Usaquén. Allí, los residentes enfrentan situaciones similares con otro centro de distribución de Rappi, experimentando un incremento en la inseguridad y el ruido, lo cual afecta su salud mental y bienestar general.

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