Escrito por:  Redacción Nación
Nov 17, 2023 - 10:53 am

El partido de Colombia contra Brasil este jueves en el estadio Metropolitano de Barranquilla dejó algo claro aparte de la contundente victoria de los colombianos sobre los brasileños con una memorable actuación del Luis Díaz: la estruendosa voz de rechazo al presiente Gustavo Petro y su gestión, resumida en un sonoro y espontáneo “¡Fuera, Petro!”. Es decir que el hecho deportivo derivó claramente en un acontecimiento político, aunque tuvo un grave lunar.

(Le interesa: Hernández Bonnet, conmovido en Caracol por doblete de Luis Díaz: “No me hagas llorar más”)

Una buena parte de las más de 40.000 almas en el estadio, muchas de las cuales llegaron el mismo día del partido de la Selección Colombia de diferentes partes del país y del mundo, rechazó al unísono al mandatario. El hecho incontestable quedó registrado en videos que se volvieron virales y refleja también el sentir de un segmento significativo de colombianos. Se trató de una clara protesta que se resumió en un sencillo grito de dos palabras: “¡Fuera, Petro!”.

Sin embargo, unos cuantos despistados aprovecharon que en el estadio estuvo la esposa del mandatario, Verónica Alcocer, y una de sus hijas menores, Antonella, y también se habrían metido con la menor. En medio de la algarabía la habrían insultado, como lo reportó el indignado padre de Luis Colmenares, que rechazó el hecho, aunque sin precisar exactamente qué le dijeron a la niña. Reproduce un video en el que se oye el “¡Fuera, Petro!”.

Otros partidarios del mandatario atribuyeron de inmediato el hecho a la oposición. Ese fue el caso del exalcalde de Medellín Daniel Quintero, que les echó la culpa de lo sucedido a los nuevos alcaldes de Medellín y Barranquilla, Federico Gutiérrez y Álex Char, respectivamente. Y, claro, el presidente Petro, que no fue al estadio por estar de visita oficial en Estados Unidos, también rechazó el hecho poniéndolo en unos niveles superlativos.

“Cobardes. Les gusta es que bombardeen a los niños, fusilen a los jóvenes y se roben el erario. Adictos a la sangre”, fue uno de sus comentarios en X (antes Twitter) contra quienes se habrían metido con su hija, que salió apresurada del estadio, a diferencia de su madre, a quien en el Metropolitano también le gritaban “¡Fuera, Petro!”, pero ella respondió con besos.

Así que la menor, en principio, fue objeto, como su mamá, de los gritos de la muchedumbre. Si hubo otro tipo de manifestaciones que resultaran insultantes para con la niña, el embajador de Colombia en el Reino Unido, Roy Barreras, tiene toda la razón: “La agresión verbal de unos adultos energúmenos a una niña menor de edad en el estadio por ser hija del Presidente @petrogustavo es un acto miserable, ruin y violento”.

Barreras, como es natural, también negó como Quintero la posible espontaneidad del hecho y se lo atribuyó a un acto deliberado de la oposición: “Pido a los dirigentes de la oposición que pongan límites! @MariaFdaCabal @UribeVelez @MiguelUribeT @FicoGutierrez y todos los que se crean dirigentes de la oposición les pido que descalifiquen a los energúmenos. Que controlen a sus fanáticos! Que así no es! Es una niña y además futbolista apasionada!”.

En medio de todo esto, hay quienes señalan que Petro y sus seguidores revictimizan a su propia hija al reproducir el video en el que se ve a la niña saliendo de la tribuna donde estaba. Pudo reclamar válidamente sin exponerla. Otro punto de tensión en esta discusión consiste en que las arengas no eran contra la menor, sino contra su padre, ante lo cual él y sus seguidores lo que hicieron fue parapetarse en ella.

Si hubo ataques directos contra la menor, desde todo punto de vista son reprochables. No solo ella, por ser hija del presidente, sino todos los niños deben quedar por fuera de las disputas de cualquier índole. Sin embargo, el ambiente en los estadios no se caracteriza por ser precisamente el más calmado y desapasionado. La sociología ha definido esos escenarios como verdaderas cloacas que se convierten en vertederos en los que la sociedad expulsa la bazofia que tiene represada. Allí, simplemente, se desahoga la gente. Toda clase de gente.

El censurable episodio en el que se vio involucrada la hija del presidente Petro, sin embargo, no fue lo más significativo de la noche. Además de la victoria de Colombia, la expresión de rechazo contra el presidente también es un hecho político que no se puede desconocer. Sí estuvo manchado por el lunar de las agresiones verbales contra la niña, pero no se puede soslayar.

Es claro que Petro, como padre, como ciudadano y como presidente, tiene que rechazar el hecho, lo mismo que sus partidarios. Pero lo que pasó la noche de este jueves en el estadio Metropolitano de Barranquilla no se reduce al episodio de su hija. El hecho político de la protesta también debería ser considerado, y sobre eso ni el mandatario ni sus adeptos dijeron una sola palabra.

Los desadaptados que eventualmente insultaron a la hija del presidente enturbiaron una masiva y espontánea expresión de protesta en el estadio, pero no la deslegitiman. Ocurrió como cuando hay marchas legítimas contra los gobiernos, pero algunos pocos salen a romper el mobiliario urbano, con lo que ensucian la manifestación y hacen que se informe sobre los daños que producen. Consiguen desviar la atención.

Lee todas las noticias de nación hoy aquí.