Claudia Giovanna Rodríguez, víctima de feminicidio en centro comercial Santafé (Bogotá), no fue la única que cayó en el engaño de su verdugo. Sus familiares también creyeron que las dos personas que él había asesinado, en 2006, eran delincuentes.

“Nos dijo que estuvo en la cárcel por defenderse de un atraco. Que vendía relojes costosos (Rolex) y lo intentaron atracar, y que en defensa propia había podido eliminar a los dos asaltantes”, explicó Fernando López, cuñado de la víctima, a Caracol Radio.

Con ese cuento, dice el hombre, “le creímos y no lo vimos como un asesino, sino como una persona que se libró antes de que le hicieran daño. Dijo que por eso había pagado tan poquita cárcel, que la justicia se dio cuenta, y que además era hijo de un fiscal, de un juez o algo así”.

López cuenta en la emisora que su cuñada estaba “convencida” de que era un buen hombre, pese a que lo conoció en una brigada de salud en la cárcel Modelo, pero que se equivocó. Por eso, se mostró indignado ya que “en redes y hasta policías y generales hablan de que ella se había buscado eso”.

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Pero más que un supuesto vendedor de relojes costosos Julio Reyes era un asesino en potencia que no debió quedar libre, pese a que el Inpec lo calificaba como un “preso ejemplar” y la juez tuvo en cuenta su “buen comportamiento”.

Esto, porque el hombre había amenazado con matar a su primera pareja y a su familia. Al final, el 2 de mayo de 2006 Reyes entró a un bar en un centro comercial en Bachué (Bogotá) y disparó contra un grupo de personas que departía con su mujer, María Margarita Acosta.

En la balacera, según se lee en una sentencia de la Corte Suprema de justicia, “fallecieron Paola Cristina Acosta (cuñada) y Ómar Leonardo Díaz (amigo de la familia), y heridas a María Margarita Acosta que le produjeron 45 días de incapacidad, y Carlos Eduardo Acosta (cuñado). Gracias a la oportuna intervención médica en relación con las dos últimas personas mencionadas se logró salvar su vida”.

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