Y como “la mayoría de los colombianos creen que deberían estar agradecidas”, ‘La Pulla’, de El Espectador, se dio a la tarea de consultar a dos de ellas para que les recuerden a sus patrones los numerosos oficios que deben hacer casi al mismo tiempo para tenerlos contentos.

“(…) sacar la basura, limpiar los baños, quitar el polvo, lavar la loza, limpiarles la ‘jetica’ a los niños, sacarlos al bus del colegio, ponerles los pañales a los abuelos, fregar el piso, cocinar el sancocho, barrer el patio, desocupar el sifón, planchar las camisas europeas del doctor, quitar las manchas de origen indecente en las camas, lavar los calzoncillos, sacar el perro y alimentar el gato, etc, etc, etc”.

Lo que destaca ‘La Pulla’ es que si bien se ha acostumbrado a pensar que estos “trabajos los puede hacer cualquiera, come tiempo y le permite, al que contrata a la empleada, descansar unas horitas más, tener una casa digna y que cuando vuelva no esté hecha un despelote”.

Además, les recuerda a los ‘patrones’ que aunque parezca un trabajo fácil, las empleadas domésticas son primero que todo mujeres que también tienen derecho a “vacaciones, prestaciones, horas extras y prima”, beneficios legales que hasta el año pasado el Ministerio de Trabajo se acordó de reivindicar.

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No obstante, agrega ‘La Pulla’, en realidad son muy pocas las empleadas domésticas que tienen acceso a estos beneficios, ya que hay muchas a las que ni siquiera les pagan un sueldo mínimo completo.

“Las estamos condenando a una vida llena de angustias: si se enferman y no tienen salud, se ‘jodieron’. Si envejecen y no tienen pensión, les toca seguir ‘moliendo’ (…) que les arreglen el salario (…) que el Ministerio de Trabajo, trabaje, y haga las inspeccione necesarias para saber que no se están cometiendo abusos en contra de ellas”, sentencia.

Abusos como los que últimamente se han venido denunciando en medios de comunicación, pero que al parecer no pasan de ser eso, una denuncia pública sobre maltratos a empleadas domésticas.