Un oficial del Departamento de Policía de Filadelfia publicó en su cuenta de Twitter que había un tiroteo “en curso” y que “varios oficiales del PPD (siglas en inglés del Departamento de Policía de Filadelfia) han resultado heridos”.

CNN indicó que los agentes se habían dirigido a una casa, con motivo de un “incidente de narcóticos”, cuando se desencadenó el tiroteo.

“El sospechoso continúa disparando. Permanezcan fuera de la zona”, tuiteó minutos después el oficial al informar que el tiroteo continuaba activo.

Los medios estadounidenses reportaron que una persona fue capturada pero tres horas después de que empezara el tiroteo, hacia las 5:00 de la tarde hora colombiana, otro de los criminales permanece escondido en una vivienda de una zona residencial del centro de Filadelfia con varios rehenes, entre ellos dos policías.

Este incidente se produce después de las masacres de Dayton, donde el domingo 4 de agosto nueve personas murieron antes de que las autoridades abatieran al atacante, y de El Paso, que un día antes vivió un atentado perpetrado por un sujeto que acabó con la vida de 22 personas, entre ellas las de ocho mexicanos.

Estos hechos han reabierto el debate sobre el endurecimiento de las leyes de porte y venta de armas en Estados Unidos y han puesto al presidente Donald Trump, en el ojo del huracán, ya que demócratas y activistas han atribuido lo ocurrido en El Paso, localidad fronteriza con México, a su discurso antiinmigrante.

El pasado 9 de agosto, Trump aseguró que estaba trabajando con el Congreso para endurecer los controles de antecedentes para los compradores de armas, pero consideró que esa reforma debe tener en cuenta las ideas de la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, en inglés).

Trump afirmó en Twitter que estaba teniendo “serias conversaciones” con el liderazgo de la Cámara de Representantes y del Senado para mejorar la verificación de antecedentes, una medida a la que tradicionalmente se ha opuesto la NRA y la mayor parte del Partido Republicano.

“También -añadió Trump- he estado hablando con la NRA, y otros, para que sus muy fuertes opiniones puedan tener representación y ser respetadas”.

Esta idea del mandatario ha causado cierta polémica, ya que algunos sectores de la sociedad estadounidense creen que la NRA con sus generosas donaciones a políticos han conseguido comprar a los miembros del Congreso y evitar que aprueben cualquier ley para fortalecer el control de armas.