“Podemos ser la generación que ponga fin a la epidemia de los opiáceos”, dijo Trump en un sobrio evento realizado en la Casa Blanca, ante una concurrencia de exadictos, familiares de víctimas de sobredosis y especialistas en el tema.

“Llevará muchos años, incluso décadas, controlar este azote de nuestra sociedad”, advirtió, pero “trabajando juntos, derrotaremos esta epidemia opiácea”. “Liberaremos a nuestra nación de esta terrible aflicción que es el abuso de drogas”, agregó.

El mandatario había afirmado en varias ocasiones, la última el miércoles, que planeaba declarar una “emergencia nacional” para luchar contra el abuso de opiáceos como los analgésicos de receta controlada Percocet y OxyContin, la heroína y el opioide sintético fentanilo.

El mandatario indicó que la agencia de Alimentos y Medicamentos ya solicitó que “un opioide especialmente riesgoso”, cuyo nombre no mencionó, sea retirado del mercado inmediatamente.

Una emergencia nacional brinda a los estados acceso a fondos federales de ayuda por desastres, pero los funcionarios dijeron que una declaración de emergencia de salud pública nacional era más apropiada para combatir una crisis a largo plazo como la epidemia de opiáceos.

Esta declaración no supone un aumento de fondos federales para abordar la crisis, pero los funcionarios dijeron que la Casa Blanca buscaría más dinero del Congreso para hacerlo.

La declaración de emergencia de salud pública nacional tiene una duración de 90 días y puede renovarse varias veces, explicaron.

Esta medida permitirá que el departamento de Trabajo, por ejemplo, otorgue subvenciones para trabajadores adictos a opiáceos para ayudarlos a romper lo que un funcionario calificó como un “ciclo de adicción y desempleo”.

También proporcionará un mayor acceso a “tratamientos de telemedicina” para personas en áreas rurales, como la región de los Apalaches y del llamado Cinturón Industrial (Rust Belt), especialmente afectados por la crisis de opiáceos.

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60 mil muertos por sobredosis

Trump también tiene previsto ordenar a los titulares de agencias y departamentos gubernamentales que “ejerzan toda la autoridad de emergencia a su alcance para reducir el número de muertes y minimizar la devastación causada por la crisis de opiáceos”, dijo un funcionario.

La última vez que se declaró una emergencia de salud pública en Estados Unidos fue en 2009 en respuesta al brote de gripe H1N1.

Una comisión creada por Trump para estudiar la adicción a las drogas hizo una “recomendación urgente” a principios de este año para que el presidente declarara una emergencia nacional en virtud de Ley del Servicio de Salud Pública, o de la Ley Stafford.

La primera otorga al Departamento de Salud la autoridad para responder a las emergencias de salud pública, en tanto la segunda permite que el gobierno federal brinde asistencia a los estados para enfrentar desastres mayores, como terremotos, tornados y huracanes.

El mandatario optó por la Ley del Servicio de Salud Pública.

Según la comisión, 142 estadounidenses murieron diariamente por sobredosis de drogas en 2015, más que el total de muertos en accidentes automovilísticos y homicidios con armas combinados.

Dos tercios de las muertes por sobredosis de drogas en ese año estaban relacionadas con Percocet, OxyContin, heroína y fentanilo, dijo la comisión.

Los analgésicos de receta controlada y la heroína provocaron unas 60.000 muertes por sobredosis en Estados Unidos en 2016, un aumento del 19% con respecto al año anterior, según estimaciones del diario The New York Times.

Con AFP