En la larga misiva, Rodríguez, de 77 años, asegura que se retira “sin rencores y sin dinero”.

El renunciado diplomático, que fue constituyente en 1999, vicepresidente ejecutivo de la República y fiscal general, sostiene que tiene problemas serios de salud además de económicos.

Rodríguez, que había denunciado el pasado 7 de mayo en una conferencia de prensa los graves problemas económicos de la embajada con deudas que alcanzaban los 9 millones de euros, ratificó su solidaridad a Maduro por la lucha frente “a las agresiones de un imperio en declive”.

“Con fe absoluta me he aferrado al chavismo, cual una tabla en este océano de contradicciones que rodea su gobierno”, escribió el embajador.

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“Su causa, que es la mía, me ha retenido como un campo de fuerza, como un imán”, explicó.

“He llegado, sin embargo, a comprender definitivamente que no puedo convertir el agua en vino, ni resucitar a los muertos. Muchos de sus discípulos tienen muy poco de apóstoles, y es cuando todos nos preguntamos ¿si es la Iglesia o dios quien está fallando?”, agregó.

“Créame que me siento orgulloso de haber sido su embajador y su compañero, y que, en este momento, siento como si me quitara una de las tantas contracturas que tengo (son tres) en la columna”, asegura.

“No tiene usted que aceptar o reprobar esta carta. La haré pública porque es definitiva. No es irrevocable porque nada es irrevocable en la vida. Es simplemente definitiva, señor Presidente. No me vea ni me sienta vulnerable”, aclara.

“Renuncio, Presidente, a mis dosis de insomnio, estrés, aflicción y a las víboras con cabeza triangular que desde hace mucho tiempo lo acompañan”, añade.