La italiana, de 35 años, casada y con otro hijo de 7, está siendo investigada por las autoridades italianas, pero principalmente juzgada por casi todo el pueblo, publica el diario local Il Messaggero.

De acuerdo con el relato de ese medio, hace 2 años, los padres del menor, la contrataron para que le diera clases de inglés y así ayudarlo a mejorar sus notas en el colegio. Como la conocían de tiempo atrás y la consideraban su amiga, no dudaron en enviar a su hijo 2 veces por semana a la casa de esta mujer.

Pasaron 2 años y medio y nadie sospecho nada. La italiana, que en el día trabajaba cuidando a adultos de la tercera edad, quedó embarazada y todos creyeron que el padre de ese bebé era su esposo. Sin embargo, los familiares del estudiante vieron un cambio rotundo en su comportamiento y, luego de presiones para que dijera que le pasaba, lo contó todo, explica Il Messagero.

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“Es culpa de esa mujer, quería que estuviera solo con ella, le gritaba que me dejara en paz, que ya no quería estar con ella. Y entonces me dijo que el hijo que había dado a luz no era del marido, sino mío”, confesó el adolescente.

Luego, mostró todos los mensajes que intercambió con su profesora a lo largo de los años. Con esas pruebas, sus papás consiguieron un abogado y llevaron el tema ante la justicia. La fiscalía de Prato abrió una investigación contra la mujer por el delito de violencia sexual contra un menor y le confiscó un par de celulares y un computador portátil, detalla el rotativo italiano.

La mujer se presentó acompañada por su esposo y aceptó realizar el examen de ADN para identificar al padre del bebé de 5 meses. El estudio confirmó, este domingo, que el joven de 14 años es el papá de esa criatura.

La profesora sigue insistiendo en su inocencia y su esposo, que también puede ser juzgado bajo la sospecha de que sabía todo lo que pasaba, pidió a las autoridades que no le quiten la tenencia de, el que él considera, su bebé. En este caso, al ser el padre biológico menor de 16 años, el juez que lleva el caso tendrá que decidir la custodia de la criatura, finaliza Il Messaggero.