Esto significa que si las luces se producen antes del sismo, pueden ser una advertencia para escapar a tiempo de un desastre, puesto que al año se producen cerca de un millón de terremotos al año, informó BBC Mundo.

Varios destellos de luz de ese tipo se vieron en distintas partes de México este viernes durante el terremoto de magnitud 8,2 en la escala de Richter que activó las alertas de tsunami en las costas del Pacífico.

Según la Asociación Sismológica de Estados Unidos se conocen desde los años 1600 como “luces de terremoto” y pueden producirse antes o durante los movimientos sísmicos, dijo el medio.

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La Sociedad Estadounidense de Física hizo un experimento para determinar las causas de ese fenómeno natural. En un laboratorio se creó un modelo miniatura de las tensiones, forcejeo y rupturas que suceden durante un terremoto.

Lo hicieron a través de tanques con diferentes tipos de granos (desde harina hasta finas bolitas de vidrio) y las agitaron de manera intermitente para crear grietas. “Observaron que esto generaba cientos de voltios de electricidad, lo que sugiere que incluso sutiles deslizamientos del suelo en las fallas geológicas son suficientes para cargar la Tierra y provocar rayos en el cielo”, reseña el portal.

El experimento también les permitió descubrir al mover esos materiales, todos desarrollan un voltaje eléctrico. Sin embargo, no han determinado por qué se produce esta carga ni por qué algunas veces aparecen las luces y otras no.

Los investigadores aclararon que “no todo gran terremoto está precedido por rayos. Ni después de todos los rayos que se dan en un cielo despejado son seguidos de un terremoto”.

“Hemos encontrado que parecen ser los precursores de algunos grandes terremotos, de magnitud 5 o mayores. Pero la señal del voltaje no es siempre la misma. Algunas veces es alta y otras baja. No obstante, estas señales de advertencia luminosas podrían ayudar a prevenir desastres “, completó un científico.

A partir de esto, se han iniciado proyectos para observar y registrar estas luces en zonas especialmente vulnerables a los movimientos sísmicos.