Según el diario The Sunday Times, una niña de 6 años de las afueras de Londres encontró un mensaje en letras mayúsculas, que afirmaba estar escrito por los presos de la cárcel de Qingpu, en Shanghái.

Somos prisioneros extranjeros en la cárcel de Qingpu de Shanghái China“, afirma el mensaje, escrito en una tarjeta ilustrada con un gatito.Forzados a trabajar contra nuestra voluntad. Por favor, ayúdennos y avisen a [alguna] organización por los Derechos Humanos“.

“Sorprendido”, el número uno de los supermercados en el Reino Unido “suspendió inmediatamente [la producción en] la fábrica en la que se hacían las tarjetas y abrió una investigación”, señaló una portavoz.

También retiramos esas tarjetas de la venta“, cuyo beneficio se dona a organizaciones caritativas, precisó.

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Según la portavoz, Tesco cuenta con un “sistema de control exhaustivo”. La fábrica, que según el grupo se llama Zheijiang Yunguang Printing, fue objeto de un “control independiente” en noviembre y “no se encontró ningún elemento que sugiriera que había infringido nuestra norma, que prohíbe el trabajo penitenciario”, subrayó, lo que habría conllevado una ruptura de contrato “inmediata y definitiva”.

Según el Sunday Times, el mensaje también reclamaba que se “contactara con Peter Humphrey”.

El padre de la niña buscó el nombre en Google y descubrió que se trataba del experiodista e investigador privado que fue detenido en verano de 2013 y condenado en 2014 a dos años y medio de prisión por violación de las leyes chinas sobre la vida privada, mientras ejercía en el país a cuenta del grupo británico GlaxoSmithKline (GSK).

Humphrey, que firmó el artículo del Sunday Times, cumplió parte de su pena en la cárcel de Qingpu. Éste explicó que había contactado con expresos de la cárcel, que le confirmaron que los habían obligado a embalar las tarjetas para Tesco.