” Con placer anuncio el fin de la epidemia de ébola en el noreste del Congo”, expresó el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una rueda de prensa virtual junto al ministro de Salud congoleño, Eteni Longondo, y el virólogo Jean-Jacques Muyembe.
Según las autoridades congoleñas, hoy se cumplen 42 días ーdos veces el tiempo de incubación de este virusー sin que se haya detectado un nuevo contagio en las provincias nororientales de Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri, el requisito que permitió dar por finalizado el décimo brote de ébola que sufre el país.
Esta epidemia constituye la peor de la historia del Congo y la segunda más grave en todo el mundo, después de la que arrasó África occidental de 2014 a 2016, en la que murieron 11.300 personas y hubo más de 28.500 casos, aunque la OMS ha admitido que estas cifras pueden ser conservadoras.
“Hoy declaramos la victoria sobre una epidemia duradera en tiempo y espacio y que ha provocado grandes estragos entre la población”, afirmó Muyembe, el director general del Instituto Nacional de Investigación Biomédica del Congo y uno de los investigadores que descubrió en 1976 esta enfermedad vírica de carácter endémico.




Sin embargo, el anuncio de este jueves no deja al país libre de ébola, ya que el pasado 1 de junio las autoridades congoleñas informaron de la existencia de un undécimo brote en la ciudad portuaria de Mbandaka, la capital de la provincia de Ecuador (noroeste) y donde en 2018 ya fallecieron de ébola 33 personas.
Hasta la fecha, la actual epidemia en Mbandaka ーuna urbe de más de un millón de habitantesー ha causado 13 fallecimientos y 21 contagios.
El brote del noreste, declarado el 1 de agosto de 2018, aumentó la inestabilidad y vulnerabilidad que desde hace décadas existe en las provincias de Kivu del Norte e Ituri y cuya contención se vio, además, dificultada por la presencia de grupos armados y el rechazo de la población local hacia los equipos de respuesta.
“Sin duda, lo más difícil fue ganarse la confianza y el respeto de la población local a la que queríamos servir”, señaló desde Ituri el coordinador general de Médicos Sin Fronteras Suiza, Alex Wade, quien relató cómo enfermos con síntomas preferían esconderse en sus casas antes que ser tratados por “extraños”.