En un informe publicado por la revista Lancet Countdown, se analizaron por primera vez las consecuencias de las altas temperaturas en Sudamérica. Uno de los hallazgos fue el incremento del 35 % del dengue durante 2012-2021, frente a 1951-1960.

(Vea también: Falta de agua y bloqueos del paro minero agravan casos de dengue y malaria en Antioquia)

Al respecto, y como está citado en un artículo de El País de España, el documento mencionó que “los países templados del Cono Sur son muy vulnerables a los efectos graves de esta infección viral, impulsados principalmente por la rápida urbanización. La idoneidad climática para la transmisión del dengue aumentó en un 11,5 % para Aedes aegypti (mosquito de la fiebre amarilla) y en un 12,0 % para Aedes albopictus (mosquito tigre) desde 1951–60 hasta 2012–21″.

Pero el crecimiento de esta infección viral no fue lo único que sucedió en Sudamérica con motivo del calor: lo hicieron también el número de muertes, que subieron un 160% entre 2017-2021 y 2000-2004.

“Los efectos adversos se están acelerando y afectando de manera desproporcionada a las poblaciones vulnerables, tendencia que no hará más que continuar si no tomamos medidas inmediatas”, le dijo la doctora peruana Stella M. Hartinger, directora del proyecto, a El País de España.

El informe reúne 25 indicadores que hablan de impactos del cambio climático en la salud, y también menciona los beneficios que podrían obtenerse en caso de que se apliquen soluciones duraderas. Una de las problemáticas, por ejemplo, es el riesgo que representa el incremento de temperaturas en niños menores de un año y adultos mayores de 65.

Desde el año 2000, el número de muertes por este motivo ha aumentado en países como Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela. En Colombia los casos han ido en aumento y hasta se han registrado muertes. Sin embargo, en comparación con el año 2000, los países donde más ha crecido ese indicador han sido Ecuador, con un 1477 %; Guyana con 328 %, y Chile con 225 %.

Lee También

Los incendios forestales también son un problema, pues nueve de los 12 países analizados por el reporte presentaron un aumento en los días de exposición a incendios. “A nivel global, las personas de edades vulnerables estuvieron expuestas a 3.7 billones más de días de calor durante 2021 que anualmente entre 1986-2005″, mencionó el estudio en el que Chile encabeza la lista, con 60 días de exposición durante 2018-2022, y 38 días entre 2001-2004.

Por su parte, debe recordarse que el panorama en Uruguay estuvo marcado por incendios forestales durante los primeros días de 2022, con alrededor de 37 mil hectáreas arrasadas en las regiones de Paysandú y Río Negro.

Durante el año pasado también se reportaron importantes pérdidas de cosechas. En Río Grande del Sur (Brasil) fueron 159 municipios los que se declararon en emergencia por una sequía que comenzó en noviembre del 2021.

Lo mismo sucedió en Rosario, en el sur de Argentina, donde las lluvias casi no llegaron durante 2021 y esto significó pérdidas en una ciudad donde se concentra cerca del 80 % de las exportaciones agrícolas del país.

Es allí donde se evidencia lo que menciona el informe de Lancet, donde se habla del retraso en la adopción de energías limpias que ha conllevado a una dependencia de algunos hogares hacia el uso de “combustibles sucios”. También ha generado pobreza energética, y ha aumentado los niveles de contaminación en el aire, lo que tendría repercusiones directas en la salud de los habitantes.

Sin embargo, de todos los países de Sudamérica, Brasil es el único que ha desarrollado un Plan Nacional de Adaptación para la salud, en el marco del cambio climático, hasta 2021. Otros territorios, como Colombia, Perú, Chile y Argentina reportaron tenerlos listos, pero aún no los han presentado o se encuentran en etapa de desarrollo, sin embargo, se tiene un primer conocimiento de cómo detectar y tratar la infección.

(Lea también: Brotes de dengue vuelven a ser preocupación en Colombia; más de 100 municipios, afectados)

Y es que, en total, y según el documento científico, solo el 10 % de la financiación en salud de Sudamérica está diseñada para adaptarse al cambio climático, con una inversión que equivale a 36 millones de dólares.

En conclusión, el informe afirma que una respuesta centrada en la crisis actual puede ayudar en la construcción de un futuro más sano. “Alejarse de los combustibles fósiles podría prevenir 1.2 millones de muertes que son resultado de la exposición a ambientes derivados de este tipo de elementos”, puntualizó el documento, entre los que podrían encontrarse el carbón y el petróleo. “La transición hacia energías renovables puede ayudar a construir reservas de energía más resilientes y reducir la pobreza energética”.