Aunque pareciera que el coronavirus quedó en el pasado y que la pandemia ya se había dado por terminada, China, país en el que se originó la patología, sigue alertando por nuevos casos. 

(Le puede interesar: China avanza en su estación espacial: lanzó el último módulo que la conformará)

Durante las últimas semanas, el gobierno del país asiático ha lanzado advertencias y varias restricciones, a las que muchos han hecho caso omiso. De hecho, durante el fin de semana se registraron varias protestas por la misma razón. Los chinos no se quieren encerrar. 

Una de las ciudades que ha reportado más malestares es Chongqing, en el sureste de China, pues las medidas para contener los nuevos brotes del COVID-19 han sido calificadas de extremas. 

Varios habitantes de la ciudad empezaron a escuchar varios llamados para que cerraran sus ventanas y se confinaran, mientras empleados del Gobierno rociaban las calles con fuertes químicos desde drones. 

“A todos los residentes, cierren sus ventanas ahora”, es lo que se alcanza a escuchar mientras la aeronave arroja los líquidos.

Esa medida sanitaria ha estado acompañada de un fuerte dispositivo policial para evitar a toda costa las manifestaciones de las últimas semanas, que dejaron al menos 10 personas muertas. Se desconoce el saldo de heridos.