Reino Unido batió el lunes y nuevamente este martes su récord de calor para un mes de febrero, e incluso para un día de invierno, con 20,6ºC el lunes en Trawsgoed, y 20,8ºC el martes en Porthmadog, dos localidades de Gales.

“Nunca habíamos visto algo así (…) En el país de Gales, 20,6ºC es como en pleno verano”, comenta Étienne Kapikian, meteorólogo del servicio francés Météo-France.

En los últimos días, también se registraron récords mensuales en localidades de varios países de Europa Occidental, como por ejemplo 25ºC en Ourense (España), 21ºC en Pleyber-Christ (Francia) y 18,8ºC en Uccle (Bélgica).

Las temperaturas son también inusualmente elevadas en Escandinavia, con un récord para febrero registrado el sábado en Kvikkjokk (9,1ºC), cerca del círculo polar Ártico en Suecia. En Linge (Noruega), el termómetro alcanzó 17,8ºC.

A la vez, el termómetro llegó a colocarse en 5ºC en Lecce (Italia) y en 3ºC en Tesalónica (Grecia), donde nevó el fin de semana pasado, así como en el noroeste de Turquía.

Flujos sur-norte

Esta situación está “relacionada con la circulación atmosférica que se instaló este fin de semana y que perdura”, dijo Kapikian, al describir las bajas presiones en el Atlántico y en el este de Europa que enmarcan un potente anticiclón en Europa Occidental.

“Esta sucesión de presiones altas y bajas está acompañada de intercambios de masas de aire en dirección norte-sur”, agrega este experto. Así, en la fachada atlántica, el aire caliente sube desde el sur provocando temperaturas primaverales y en el este, el aire frío procedente del círculo polar desciende hacia los Balcanes y el Mediterráneo central, provocando así “anomalías térmicas” y nieve.

Al este, el frío se está calmando “pero no como en Europa Occidental”, según Kapikian, que prevé otros récords en Francia, Reino Unido, Benelux y Escandinavia hasta el miércoles.

¿Señal del cambio climático?

“Lo que vemos en Gran Bretaña, con más de 20ºC en invierno por primera vez, es lo que esperamos ver con el cambio climático”, indica Friederike Otto, investigadora del Instituto de Cambio Medioambiental de Oxford.

“El hecho de que la primavera empiece mucho antes es una de las señales evidentes del cambio climático”, agrega, sin vincular tajantemente ambos fenómenos, a falta de un análisis más preciso.

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En general, los científicos son reticentes a atribuir únicamente al cambio un evento climático extremo. Sin embargo, cada vez más investigaciones tratan de determinar a posteriori si un evento de este tipo podría haberse producido en un mundo no sometido al cambio climático.

En julio pasado, el World Weather Attribution, una red científica de la que Otto forma parte, estimó que la ola de calor que estaba sufriendo Europa era una “señal inequívoca” del calentamiento.

“Hemos vivido un verano (boreal) tardío inhabitual y ahora la primavera empieza más temprano (…) Esto está vinculado al cambio climático del planeta que aumenta fuertemente la probabilidad de semejante calor”, comenta por su parte Dim Coumou, del Instituto de Postdam para la Investigación del Cambio Climático (PIK).

“Se puede pensar que es muy agradable tener este tiempo tan pronto, pero (si estas anomalías) se producen en mitad del verano, esto puede tener impactos importantes para la sociedad”, agrega este experto.

En cambio, los investigadores son más prudentes a la hora de atribuir al cambio climático la circulación atmosférica que hace bajar las temperaturas en el este.

“Cuando hay una gran anomalía caliente en alguna parte, normalmente está compensada por una anomalía fría”, según Kapikian.