Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Gustavo Arbelaez   Ago 21, 2023 - 8:25 am
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Esta semana, sin dar mayores detalles, el presidente Gustavo Petro, planteó, en medio de una reunión con productores cafeteros, el comienzo de la renegociación del TLC con Estados Unidos.

Muy pronto, el ministro de Comercio, Germán Umaña, salió a aclarar que el gobierno no está avanzando en una renegociación del tratado, sino en una revisión en la que se puedan definir ajustes para lograr un mayor equilibrio en el acuerdo. Sin embargo, no descartó del todo la posibilidad de que el presidente pueda llegar a pedir una renegociación, incluso sin consultar al Congreso.

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María Claudia Lacouture, exministra de Comercio y directora de la Cámara de Comercio colombo-americana, sostiene que de parte de Estados Unidos no hay interés en una renegociación del tratado e insistir en esa vía puede llevar a perder una década en el camino que ya se ha avanzado para una revisión.

En entrevista con Colprensa, aseguró además que para Colombia tampoco es conveniente una renegociación, pues en vez de mejorar el acuerdo, lo que se podría hacer a través de una revisión, abriría la puerta para que se desmejoren sus condiciones arancelarias, como lo mencionó el presidente de Analdex.

¿Qué tan viable es, realmente, en términos legales y de diplomacia económica, renegociar el TLC?

Un acuerdo comercial es un contrato, y como contrato ninguna de las partes lo puede cambiar unilateralmente sin el acuerdo de la contraparte, en este caso EE. UU.

Se puede incumplir un contrato, pero como cualquier contrato, incumplirlo es ilegal y esto lleva a sanciones y retaliaciones. Por ejemplo, si Colombia establece aranceles diferentes a los que corresponde al acuerdo, o desarrolla una medida específica para un producto de EE.UU., este tiene la potestad de realizar una retaliación como quitarnos los beneficios en los productos más significativos para el país agravando la situación económica del país.

Lo que sí se puede hacer y que está dentro de los acuerdos comerciales es establecer una medida de defensa comercial usando los instrumentos que están previstos en el acuerdo, pero, para ello, se debe usar las condiciones anunciadas en el mismo. En ese sentido se puede tener una salvaguardia global que aplique a todos los países sin establecer uno especifico.

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El órgano rector para realizar mejoras, ver obstáculos o problemas relacionados con el acuerdo comercial es la Comisión Administradora, la cual se reúne periódicamente para ver cómo va el acuerdo para solucionarlo y se pueden mejorar las cláusulas que son dinámicas en el acuerdo, como es reducción de aranceles, cambiar las reglas de origen, cambiar el anexo de contratación públicas, puede emitir interpretaciones sobre el acuerdo, pero no se puede cambiar las cláusulas establecidas.

Si la comisión administradora no logra solucionar la controversia, se podría, si las partes están de acuerdo, renegociar.

Sin embargo, hay que decir que nadie ha llevado un acuerdo a ser modificado al Congreso de EE. UU. a menos que ellos lo lleven.

¿Cree usted que EE. UU. está dispuesto a abrir la puerta a una renegociación?

Para Estados Unidos, el tratado, y así respondió la embajada a las noticias de una renegociación, es un gana-gana, y no ve por qué habría que cambiarlo. Ya lo dijeron al comienzo de esta administración cuando se habló del tema. Y posiblemente no dirán otras cosas hasta que haya algo oficial.

Una renegociación del TLC requiere de la voluntad de los dos gobiernos y en el caso de Estados Unidos también se necesita aprobación de su Congreso. No hay interés de parte de ellos y cuando llegue el momento fijarán su posición según lo que plantee la contraparte. Si es renegociación es posible que volvamos al comienzo y tendremos una década perdida por el camino que ya hemos caminado. En cambio, sí hay posibilidades de revisar el acuerdo y para eso existen los instrumentos.

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Desde la perspectiva de Colombia, ¿una renegociación para qué? ¿En qué podría servir para los productores colombianos, una renegociación?

El Gobierno colombiano tiene sus razones. Para quienes hemos estado al lado del proceso desde los tiempos de las negociaciones no vemos la necesidad de renegociar, aunque sí activar procesos de mejoramiento.

Desde AmCham Colombia hemos señalado que, en materia de competitividad, aún tenemos un largo camino por recorrer y el foco debemos ponerlo allí, en fortalecer las empresas, sus procesos productivos y aprovechar mejor las oportunidades comerciales. El TLC no prohíbe que un país produzca determinados productos. Por el contrario, facilita el comercio para aquellos en donde haya más competitividad. Si se da una renegociación, en el proceso debe participar el sector privado y todos los sectores sociales, como ocurrió durante la negociación.

¿Ve un riesgo de que una renegociación del TLC termine siendo peor para el país que dejar el tratado como está?

No sabemos qué pueda suceder, pero una de las posibilidades es que se acaben las preferencias de lado y lado. Entonces ¿Quién pierde? Es muy fácil responder. Para EE. UU. es quitarle un pelo al gato, para nosotros será una involución comercial considerable.

El TLC con Estados Unidos es de los más competitivos del mundo y, para Colombia, su renegociación puede conllevar más riesgos que beneficios y que no es un asunto unilateral. Si Colombia desea renegociar el Tratado con Estados Unidos, es importante que el país conozca con precisión cuáles son los temas que quiere cambiar y tener en cuenta que un aumento en los aranceles a productos que hoy importamos desde EE. UU. podría generar incremento de precios y ser un nuevo golpe en la lucha contra la inflación.

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Al tiempo, hay que tener en cuenta que, sin el Tratado de Libre Comercio, Colombia tendría que pagar aranceles en sus productos insignia para ingresar al mercado de Estados Unidos. Para las clases del café tendría que pagar un impuesto entre el 10% y 15%; tilapia 20%, aguacate 15%; frutas 15%; diferentes tipos de flores 5%; y textiles y fajas 20%. Colombia perdería competitividad y ocasionaría una fuga de capitales y negocios producto del cambio en las reglas de juego.

¿Colombia ha ganado o perdido con el actual tratado?

Lo primero que hay que decir es que la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos afianzó la relación comercial, creó un puente que abrió el camino no solo para un intercambio de bienes, sino que los dos países se convirtieron en aliados y hoy en día, Colombia es el principal aliado de Estados Unidos en la región y Estados Unidos es el principal socio de Colombia.

Las exportaciones de Colombia hacia Estados Unidos en 2012, según el DANE, se registraron en US$ 21.833 millones, en 2022 consolidaron US$ 14.836 millones, al comparar estos dos momentos la reducción es del 32% y es una de las razones que usan quienes están en contra del acuerdo para apelar a su tímido beneficio a Colombia. Sin embargo, no se puede dejar de lado el análisis detrás de esa caída. En el momento en que se firma el TLC el comercio mundial entró en desaceleración económica, no fue un hecho tangencial del acuerdo; también, el precio del barril del petróleo entra en caída libre en los años siguientes. Cuando se revisa la balanza comercial, el déficit ha sido menor con Colombia que con el resto de los países, es decir, que el acuerdo ha blindado el intercambio gracias a las preferencias arancelarias y los múltiples beneficios.

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Cambiando de tema, ¿qué tan lejos siente la posibilidad de llegar a un acuerdo con el Gobierno sobre la reforma laboral? ¿Esta concertación que se está haciendo es efectiva o solo por cumplir un formalismo?

Los gremios, las organizaciones, procuramos contribuir, aportar experiencia y conocimiento. Consideramos muy importante mantener un diálogo cercano y permanente con el Gobierno y el Congreso para que se conozcan los puntos de vista del sector productivo, sus necesidades y expectativas, porque es el tejido empresarial el que crea empleo y más aporta a la economía.

En efecto, la semana pasada en AmCham Colombia junto a otros gremios de Aliadas [que publicó un informe sobre informalidad en el país], estuvimos en reunión con la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, en donde expusimos nuestras consideraciones frente al proyecto de reforma laboral, que será presentado próximamente y acordamos establecer mesas de trabajo para puntualizar algunas de las propuestas del sector empresarial en materia de formalidad, estabilidad laboral y tercerización.

Ya esta semana tuvimos un par de reuniones en ese sentido. Tenemos totalmente claro que hay una necesidad de trabajo conjunto, de consenso, trabajar de la mano entre el sector público y privado, para lograr sacar adelante la mejor reforma laboral para todos los colombianos. Para AmCham Colombia es clave el diálogo entre el sector público y privado para fortalecer y estimular la generación de empleo formal, digno y estable. Esperamos que este proceso contribuya en la presentación del nuevo proyecto y dé viabilidad a las empresas.

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