Algunos sectores señalan que un aumento significativo del sueldo básico, impulsa los efectos adversos en el mercado laboral, por otro lado, hay quienes sostienen que esta medida contiene efectos redistributivos y es necesaria para aliviar la crisis de los hogares más pobres.

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Al finalizar cada año, resulta normal que múltiples sectores económicos del país entero sigan el protocolo de negociaciones que llega a conducir, bien sea por la vía del acuerdo entre las partes involucradas, o a falta de este, por decisión gubernamental, el aumento del salario mínimo mensual legal vigente, smmlv.

En un reciente documento de la revista de Ensayos Sobre Política Económica, Espe, del Banco de la República, se recogen los resultados de varios análisis acerca del efecto de los incrementos del salario mínimo sobre el mercado de trabajo, la distribución del ingreso, las finanzas públicas, los precios y la actividad económica del país.

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En este estudio se sostiene que, pese a que se cuenta evidencia sólida de los efectos adversos de los incrementos altos en el mercado laboral, relacionados con la disminución del empleo formal, el fomento del desempleo y el incremento en los índices de informalidad laboral, en Colombia, el aumento del smmlv, suele ser elevado.

No obstante, hay quienes argumentan que un salario mínimo alto, estimula la demanda agregada y tiene efectos redistributivos, contribuyendo a aliviar la crisis de los hogares más pobres. Ante esta postura, la publicación del Espe, señala que no se cuenta con mucha evidencia de esto.

‘Con un alza de 1 % del smmlv sobre la inflación, se reduce el 1 % del empleo’

Según el análisis del Banco de la República, en el caso de efectuarse un incremento del 1 % por encima del índice de inflación, nos encontraríamos ante una escenario inversamente proporcional sobre el empleo, y es que según el Espe, habría consecuencias negativas derivadas del alza del salario mínimo en la macroeconomía colombiana, a partir de un supuesto aumento del porcentaje arriba de la inflación.

El emisor estima que se pierden cerca de 46.000 empleos formales al año, y los efectos más fuertes del alza del salario mínimo, se dan en empresas de 20 empleados o menos, así como en los nuevos emprendimientos más nuevos.

En el informe se concluye que el salario mínimo aumenta la destrucción de empleo, reduce la creación, aumenta los despidos, reduce la contratación e incrementa el ‘churning’, entendido como la rotación general del personal en una organización.

Suministrada / El Nuevo Día
Suministrada / El Nuevo Día

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¿Qué pasaría si se cumple esta hipótesis con incremento similar al de 2022?

Para el presente año, el smmlv aumentó en 10,7 %, por lo que este superó la barrera del $1 millón de pesos. De acuerdo con los cálculos del Banco de la República, esto significó un aumento real de 3,25 %, por encima de los porcentajes de inflación pasada.

En un hipotético aumento para el 2023 similar al de 2022, según el informe, con un incremento del sueldo mínimo de 3,25 % se destruirían cerca de 229.800 empleos, representando un aumento en la tasa de desempleo de 13,1 % y la informalidad se incrementaría hasta una tasa de 42,8 %.

Con respecto a los efectos por fuera del contexto laboral, el PIB de Colombia se reduciría en más de $6,17 billones y el déficit pasaría del 7,0 % a 7,2 %, un aumento de $2.400 millones.

Una postura menos catastrófica

Jorge Renza, director del Observatorio del Empleo de la Universidad del Tolima, explicó al salario mínimo como un precio guía, que determina una buena parte del valor de los salarios a nivel de la economía colombiana. Ante esto, indicó que existe una gran discusión, acerca de si el salario es solo un costo, por lo que si se aumenta el salario, lógicamente, aumentan los costos de las empresas, incidiendo de cierta manera sobre el índice inflacionario de los productos.

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Él concuerda con que el aumento de los salarios se debe hacer de forma moderada, ya que un aumento del salario mínimo alto, incrementa las expectativas de inflación. Sin embargo, puntuó en la existencia de otras posturas, como la del Fondo Monetario Internacional (FMI), “el FMI, considerado como el gran rector de las finanzas internacionales, ve a estos aumentos (caso smmlv), no solo como un costo, sino como una oportunidad de crecimiento para las economías locales”, expuso Renza.

Precisando en la tesis de que un salario más elevado, contribuye a los índices de demanda agregada impulsando así, el dinamismo económico de los territorios.

El Gobierno se pronunció

Aunque oficialmente no se ha instalado una mesa de concertación, entre los empresarios, las centrales obreras y el nuevo Gobierno de Gustavo Petro, este último ya dio visos de lo que se propondrá para el aumento del smmlv para 2023, señalando que este incremento de deberá ser menor al porcentaje inflacionario.

No obstante, se debe hacer claridad que la inflación subió más de los esperado por los analistas, 11,4 en septiembre, y según las predicciones económicas de la encuesta mensual de expectativas del Banco de la República, se proyecta que para finales del año, la inflación cierre en 11,2 %, por lo que el aumento contemplado por el Gobierno, podría ser mayor.

Perspectiva empresarial

Giovanni Porras, es un empresario bogotano que apostó a tener el centro logístico de la compañía que gerencia, Fruenades, en Ibagué. Él indica que para las empresas siempre será muy importante el tema del aumento salarial, sin embargo, no resulta lo más relevante.

Porras sostiene que el alza en el salario mínimo debe ser entendido por parte de los empresarios desde el punto de vista de la integralidad social, “muchas veces como empresarios, no queremos que nos suban impuestos, pero al final es un tema de división de país”, acotó el empresario.

En cuanto “entendemos que hay un tema de inflación muy alto, y si no se incrementa el mínimo por encima del porcentaje de inflación, el salario no tiene mucho sentido, ya que esto genera desmotivaciones a las personas”, acotó el empresario.

A su vez, Porras detalló que los posibles despidos por parte de algunos empresarios a razón de los altos costos que representa el aumento en los salarios, puede caracterizarse como un sofisma, “yo lo entiendo más como una retaliación, porque muchas veces a la empresa le va bien, pero no se está dispuesto a disminuir las ganancias”, sostuvo el gerente de Fruandes.

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Ibagué como caso puntual

Según Jorge Renza, en la ciudad, quienes ganan un salario mínimo o menos, destinan entre un 60 % y 70 % de sus ingresos para cubrir los gastos de alimentación y vivienda. Esto resulta bastante relevante en la medida de que a causa de los altos registros inflacionarios, las personas pobres son las más golpeadas, ya que donde más se siente la inflación es en los precios de los alimentos.

“En términos de incrementos, de acuerdo con el Índice de Precios al Consumidor, el ítem de los alimentos en Ibagué, es el que más crece a nivel nacional. Un salario mínimo alto, compensaría el empobrecimiento de una gran cantidad de ciudadanos, máxime cuando se anuncia el avecindamiento de una recesión”, detalló el director del Observatorio del Empleo de la Universidad del Tolima.

Renza menciona a su vez, que en la economía local ibaguereña, el 54 % de la mano de obra ocupada se encuentra al margen del salario mínimo, explicando que entre un 70 % y 75 %, de estas personas ocupadas, devenga un cantidad menor a lo establecido en la normativa colombiana. Por esta razón “el salario es un elemento retributivo sumamente importante, que ayuda a crecer la economía, en medio de una política anti restrictiva”, dijo él.

Conclusiones del Espe

Lo expuesto por los investigadores del Banco de la República manifiestan que los hallazgos no son alentadores. Si bien enfatizan en los ingresos positivos para la mayoría de las familias, se observaron impactos negativos en los hogares más pobres.

“Los aumentos del salario mínimo aumentan la probabilidad de estar por debajo de la línea de pobreza monetaria e, incluso, por debajo de la mitad de la línea de pobreza monetaria. Es decir, la implementación de la figura del salario mínimo en Colombia no está favoreciendo a los hogares más pobres”, dice el informe.

Concluyendo que aunque el salario mínimo contempla como propósito contribuir a la reducción de la pobreza y la desigualdad, esto no se logra, por lo que sería prudente una modificación a la implementación de la política y un nuevo diseño a la formación para el trabajo.