La industria global de la moda deportiva está marcada por una de las rivalidades más intensas del mundo empresarial: la que protagonizan Nike y Adidas. Estas dos gigantes no solo compiten en las canchas, las pasarelas y los puntos de ventas, sino también en los balances financieros. En 2024, Nike reafirmó su liderazgo mundial con ingresos por US$ 51.362 millones, mientras que Adidas reportó ventas globales por US$ 24.700 millones. Esta relación de 2 a 1 a favor de la marca estadounidense parece incuestionable en el escenario global. Sin embargo, en nuestro país, el tablero competitivo cuenta otra historia.
En el mercado colombiano, Adidas se posiciona como el jugador dominante, con ventas en 2023 que alcanzaron los COP $971.374 millones, de acuerdo con el Mapa Nacional del Retail. Nike, por su parte, registró COP $99.399 millones, una cifra considerablemente inferior, especialmente si se compara con el liderazgo mundial que ostenta. La relación se invierte drásticamente: mientras que en el mundo Nike duplica las ventas de Adidas, en Colombia Adidas vende casi nueve veces más que Nike.
(Vea también: Bogotanos amantes de Nike y Adidas, felices con reciente anuncio: es en centro comercial).
Este contraste no responde exclusivamente a las preferencias de los consumidores colombianos, sino al modelo de negocio en las que ambas marcas operan en el país. Adidas ha consolidado una estrategia de operación unificada: su retail y canal distribuidor operan bajo la misma razón social en Colombia. Esta centralización permite una mayor visibilidad de sus resultados, una trazabilidad clara de sus ventas y una estrategia omnicanal más consistente.
Nike, en cambio, opera bajo un modelo de distribución más fragmentado. Su presencia en Colombia es liderada por el Grupo Harari, una compañía panameña que maneja la franquicia de Nike en el país y a la vez es propietaria de Sportline, una cadena multimarca especializada en moda deportiva. Muchas de las ventas de productos Nike que se realizan en Sportline no se contabilizan directamente como ventas de Nike Colombia, lo que reduce artificialmente su volumen reportado en el país. Además, otros distribuidores multimarca importan directamente desde Panamá, lo que implica que esas ventas no se reflejan en el balance local, sino en las cifras panameñas.




Este desfase contable explica en gran parte la diferencia abismal entre ambas marcas en Colombia. No obstante, más allá de los números, la rivalidad entre Nike y Adidas también se manifiesta con fuerza en el terreno físico: los puntos de venta.
Nike abrirá su Flagship Store en Bogotá
Adidas dio un golpe contundente el año anterior con la inauguración de su Brand Center 82 en Bogotá, una tienda insignia ubicada en la icónica Calle 82. Con 2.858 m2 distribuidos en cuatro pisos, sótano y una terraza diseñada para eventos, esta tienda se convirtió en la segunda más grande de la marca en América Latina. Más que un punto de venta, se trata de un hub de experiencias que integra deporte, cultura urbana y estilo de vida, en línea con el posicionamiento premium de la marca.
Nike no se quedó atrás. A partir de julio de 2025, abrirá su propia flagship store justo al frente del Brand Center de Adidas, en el edificio anteriormente ocupado por Forever 21. Con cerca de 4.000 metros cuadrados y cinco pisos, esta tienda promete ser un nuevo referente para los fanáticos del deporte y la moda urbana.
La decisión de ubicar su tienda justo frente a la de su competidor directo no es casual: es una declaración de guerra comercial, que convertirá la Calle 82 en el campo de batalla por la supremacía en la moda deportiva en que también tendrán como vecinos a Falcao, James Rodriguez y Luis Diaz con la tienda LF10.
Para Leopoldo Vargas Brand CEO de Mall & Retail “La confrontación entre Nike y Adidas en Colombia se torna cada vez más estratégica. Ambas marcas están invirtiendo en imagen, experiencia de cliente y territorialidad urbana. Lo que está en juego no es solo el volumen de ventas, sino el posicionamiento y la conexión emocional con sus clientes”.
“Adidas apuesta por una presencia sólida, centralizada y de gran escala. Nike, en cambio, despliega una red compleja de canales que, si bien pueden restarle visibilidad en cifras locales, le permiten una penetración ágil y segmentada en el mercado. Esta diferencia estructural hace que medir el éxito de cada una no sea tan simple como comparar estados financieros: se requiere entender los modelos de distribución, las estrategias de marca y el valor simbólico que proyectan” señalo Vargas.
El panorama colombiano es una muestra fascinante de cómo la dinámica de la competencia puede cambiar radicalmente según el contexto. Si en el mundo Nike lidera con claridad, en Colombia Adidas ha sabido jugar con inteligencia, presencia y coherencia estratégica. Pero la historia no está escrita del todo. Con la llegada de la nueva flagship de Nike en Bogotá, la rivalidad entrará en una nueva fase: más visible, más directa, y sin duda, más apasionante.
Para Vargas “La moda deportiva ya no es solo un asunto de ropa funcional; es una conversación global que se juega también en las calles y centros comerciales de cada ciudad. Y en Bogotá, el duelo entre estos dos gigantes se librará a metros de distancia, tienda contra tienda, marca contra marca. Será una carrera de fondo donde ganará quien logre no solo vender más, sino construir una comunidad más fiel, más activa y más inspirada”.
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