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El consumidor colombiano podría verse pronto enfrentado a un alza considerable en los precios de productos icónicos de marcas estadounidenses como Apple, Nike, Levi’s o incluso Microsoft. ¿La razón? Una nueva política arancelaria impulsada por el expresidente Donald Trump, que amenaza con encarecer las cadenas de producción globales que alimentan el mercado norteamericano y, por extensión, el latinoamericano.
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Según un reciente análisis de la escuela de negocios de la Universidad Central, la imposición de nuevos aranceles por parte del Gobierno de Trump a más de 180 países afectará directamente la estructura de costos de numerosas empresas estadounidenses. Esto se debe a que muchas de estas marcas, aunque tienen sede en EE. UU., dependen de materias primas y ensamblajes realizados en países asiáticos como China, Vietnam o Taiwán.
El caso de Apple: un ejemplo de cadena global
Apple, por ejemplo, es un claro exponente de este modelo. La empresa adquiere componentes esenciales en Taiwán, luego los ensambla en China y finalmente los distribuye desde EE. UU. hacia el resto del mundo. Con las nuevas tarifas impuestas al ingreso de estos componentes y productos a suelo estadounidense, el costo final se incrementaría notablemente.
«Estas marcas fabrican gran parte de sus productos o materias primas en Asia. Los nuevos aranceles harán que esos costos suban, y esas empresas trasladarán ese aumento al consumidor final», explica Francisco Moreno Díaz, analista económico consultado por Noticias Caracol.
Productos de Nike, Apple y más marcas serían hasta un 40 % más caros
El aumento en los precios no se quedará dentro de las fronteras estadounidenses. Colombia, que importa buena parte de estos artículos desde distribuidores norteamericanos, también sentirá el impacto. Se estima que el incremento en precios podría oscilar entre un 20 y un 40 %, especialmente en productos cuyos componentes provengan de países impactados por los aranceles.
Así, un par de zapatillas Nike o un iPhone de última generación podrían convertirse en artículos aún más exclusivos para muchos colombianos.
- El otro lado de la moneda: ¿una oportunidad para Colombia?
Sin embargo, la situación también abre una ventana de oportunidad para ciertos sectores de la industria nacional. Según datos de Analdex, Colombia ha venido consolidando cerca de 101 partidas arancelarias que ganan terreno en el mercado estadounidense. Productos como textiles, aluminio y ventanas fabricadas en el país podrían beneficiarse si EE. UU. decide volcarse hacia mercados más cercanos y menos castigados por las tarifas.
Javier Díaz, presidente de Analdex, enfatiza que esta es una oportunidad estratégica, aunque también advierte: “La voluntad de Trump parece ser forzar negociaciones. La pregunta es en qué lugar de esa fila estaremos los colombianos”.
- Exportaciones en riesgo
La preocupación también llega del lado de las exportaciones. En 2024, Colombia exportó cerca de 14.336 millones de dólares a EE. UU. Ahora, con la imposición de aranceles a productos como café, hierbas aromáticas, plásticos, prendas de vestir y maquinaria, se teme una pérdida de competitividad frente a países que sí mantendrán preferencias arancelarias, como México.
Un ejemplo claro es el del aguacate hass. Mientras Colombia enfrenta un arancel del 10 %, México seguirá exportando a EE. UU. con tarifa cero. Una desventaja clave en un mercado donde cada punto porcentual puede marcar la diferencia.
- ¿Una guerra comercial a gran escala?
Como era de esperarse, otros países ya han comenzado a responder. China anunció recientemente un paquete de represalias que incluye aranceles de hasta el 34 % a productos estadounidenses como semillas, granos, petróleo, gas e incluso farmacéuticos.
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Orlando Santiago, gerente de Fénix Valor, advierte que este tipo de decisiones pueden tener efectos secundarios severos: «Si el mundo responde con la misma moneda, lo que se producirá será más inflación e incluso más pobreza. Estas medidas son un arma de doble filo».
- ¿Qué sigue?
Por ahora, la incertidumbre reina en el comercio internacional. Para los consumidores colombianos, esto podría traducirse en una simple realidad: preparar el bolsillo, porque el precio de su próximo smartphone o par de zapatillas favoritas podría dispararse sin previo aviso.
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