Y es que una de las grandes críticas que se difundió en redes sociales era la famosa frase “yo no paro, yo produzco”, que daba a entender que quienes protestaban dejaban de producir al hacerlo.

Durante esos días también se dijo que los colombianos habían dejado de llevar a cabo muchas de sus actividades cotidianas como ir a cine, a conciertos y hasta al médico, entre otras.

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Sin embargo, este viernes el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) divulgó una cifra que daría cuenta que todo lo anterior no obedeció exactamente a que los trabajadores colombianos abandonaran sus puestos para asistir a las marchas, sino que más bien se las arreglaron para responder pese a los cortes de calles y las alteraciones en la movilidad.

De acuerdo con Blu Radio, el Dane estimó que en ese tiempo se trabajó solo media hora menos a la semana durante los días de paro. Además, esa emisora señala que se pasó de “trabajar 42.4 horas semanales, en noviembre de 2018, a 41.9 horas en el mismo mes de este año”.

Eso sí, cada ciudad sufrió de manera distinta las protestas. Como era de esperarse, Bogotá fue la que más lo padeció, viendo reducidas sus jornadas laborales en 96 minutos semanales, al igual que Pasto, según esa emisora.

En Villavicencio se redujo 84 minutos y en Cali 78, añade Blu, al tiempo que comenta que lo que sí se redujo sensiblemente fue la cantidad de horas extra trabajadas.

No obstante, esto no oculta que el paro dejó millonarias pérdidas para diferentes sectores, pero esto se debería a otro tipo de afectaciones como el vandalismo y la obstrucción a la movilidad. Eso sí, el cálculo del Dane podría develar que la baja productividad no fue una causa directa de ello.

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En conclusión, podría leerse que entre quienes salieron a las calles predominaron los estudiantes que no se contabilizan dentro de las cifras de mercado laboral y personas desempleadas, cuyas necesidades fueron algunas de las principales motivaciones de las manifestaciones.