Ronald Reyes nació en Armenia, vivió gran parte de su vida en el barrio Las Américas. Estudió administración de empresas y la mitad de la carrera de Derecho. Posteriormente trabajó en una academia de idiomas y luego creó su propia escuela de inglés. Actualmente tiene 2 empresas en Estados Unidos, una de transporte y la otra de educación financiera.

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“Empecé como ejecutivo en la organización British English Corporation en el año 2002 y luego tuve un crecimiento empresarial como supervisor, subgerente, gerente, luego director, director general y finalmente ocupé el cargo nacional en una trayectoria de, más o menos, 10 años” afirmó Reyes.

Así mismo, 5 años después tuvo la oportunidad de independizarse y constituir escuelas de inglés en casi todo el Valle del Cauca. Sin embargo, durante el año 2011, tuvo que cerrar sus academias.

Por la Ley de Garantías Electorales para las elecciones locales, los convenios que tenía con diferentes empresas públicas no se los pagaron durante esos 8 meses. “Cuando pasó ese periodo me dijeron que no me iban ni a pagar ni a renovar el contrato. No solo les bastó eso, sino que a nivel nacional desde la presidencia se expidió un decreto que daba 90 días para renovar las resoluciones educativas y nosotros demoramos 3 años, es decir, lo que hicimos en 3 años él quería que lo hiciéramos en 90 días, así que después de esos días nos quitaron las resoluciones”.

Trabajó también como conductor de una ruta escolar. En la actualidad el colombiano lleva 10 años en USA y cuenta con la nacionalidad estadounidense.

Por el motivo anterior, las escuelas que tenían alrededor de 3.500 estudiantes a nivel nacional tuvieron que cerrar, es allí cuando inició el descenso financiero que lo llevó a tomar la decisión de dejar el país y emigrar a Estados Unidos.

En diciembre del 2012 quiso buscar oportunidades por fuera de Colombia, así que se comunicó con un conocido de Estados Unidos que le explicó cómo sacar la visa y además le dijo que lo recibiría en la ciudad de Nueva York. “Cuando viajé y llegué donde esa persona que supuestamente me iba a ayudar, me encontré con que se desapareció del mapa y me dejó abandonado en un sitio que yo desconocía completamente”.

Explicó que fue un reto llegar a un país que tiene una lengua, una cultura, una comida, y unas leyes diferentes a las de Colombia. Cuando se vio a la deriva en el aeropuerto hizo múltiples llamadas a diferentes conocidos para que le indicaran qué podía hacer o si le podían ofrecer hospedaje por algunas noches mientras solucionaba su situación. “Después de varias llamadas alguien me ayudó y me contactó con una persona que me ofreció 3 noches de estadía en la ciudad y me ofreció trabajo como ayudante de instalación de avisos publicitarios”.

Así fue como Ronald Reyes inició su vida en el extranjero, instalaba y vendía avisos durante varias horas diarias, luego obtuvo un trabajo en la noche descargando tractomulas en un supermercado y finalmente los fines de semana hacía limpieza en oficinas para poder solventar su manutención.

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La adaptación fue compleja emocionalmente, explicó que tuvo que ser resistente porque sus pensamientos le hacían “malas jugadas”. “Al principio recibí muchas humillaciones, se aprovechan del desconocimiento que tenía, me trataban mal, hay racismo, xenofobia, pero afortunadamente los deseos de superación podían más que todas las cosas negativas”.

Hacia el 2018. Reyes finalmente, con las bases que ya tenía de su vida en Colombia y los aprendizajes de cómo era el mundo empresarial en USA, y mediante la formación en leyes llamada paralegal que hizo en la Universidad Harvard por 1 año, tomó la iniciativa de emprender y crear su primera empresa, que consiste en enseñar a los latinos en Estados Unidos cómo crear empresa en el exterior. Luego de un tiempo creó otra compañía que presta servicio de transporte.

Respecto a regresar a Colombia, manifestó que ahora gracias a la ciudadanía estadounidense puede moverse entre los 2 países e incluso ya emprendió en el Quindío con un chalet turístico, que, además, se convertirá sede para estudiantes de idiomas más adelante.

Su vida ha tenido grandes cambios: “Ese viaje me enseñó a ser disciplinado, a respetar las leyes porque acá en Estados Unidos son estrictos con eso, pero también enseñan que hay beneficios para los ciudadanos. Lo que más admiro de Estados Unidos es la seguridad, aunque por supuesto hay lugares que son complejos, y también la economía, pero nunca vamos a comparar lo que es nuestro Quindío, la amabilidad, el calor humano de la gente quindiana y, por último, la comida”.