El salario de los congresistas ha sido de los temas que más debate genera respecto a su trabajo como legisladores, pues es 32 veces más alto que el de un trabajador formal que gane el salario mínimo, sin contar los periodos de receso y vacaciones que tienen y que ascienden hasta cuatro meses.

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Mientras que un trabajador con el mínimo gana $ 1’160.000 al mes, un congresista gana $ 37’880.419, también, mensualmente. En ese rubro está incluida la asignación básica de $ 9.159.143, los gastos de representación por cuenta de $ 16.282.926 y la prima especial de servicios por $ 12.438.350.

Por esa razón, han sido varios los intentos que se han hecho al interior del Congreso para bajar estos salarios, con métodos que van desde congelar el incremento que se da anualmente, hasta crearle un impuesto.

Sin embargo, proyecto de ley que se propone para bajarlo, proyecto de ley que se hunde. Actualmente, el único que sigue vivo es el que propuso el senador Johnatan Pulido Hernández (Alianza Verde) y le falta ser aprobado en tres debates.

Por otro lado, también en objeto de indignación la brecha entre los salarios de un ciudadano y de un congresista, pues siempre lo que devengan los segundos es cerca de 30 veces más que lo que ganan los primeros.

Salario mínimo vs. sueldo de congresistas durante los últimos 5 años

Por ejemplo, en un cálculo hecho por EL COLOMBIANO en lo últimos cinco años se ve que esta brecha se mantiene. En 2017, el salario mínimo era de $ 737.717, mientras que el de los congresistas era de $ 27’929.064; es decir, un parlamentario ganaba al mes 37,8 salarios mínimos de ese año.

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La situación siguió en 2018 así: el mínimo era de $ 781.242 y el de los legisladores, de $ 29’814.275. Ese año la brecha aumentó a que un sueldo en el Congreso equivalió a 38,1 mínimos.

Siguiendo esta conversión, en 2019, la brecha fue de 37,8; en 2020, de 37,2; en 2021, de 37,8; en 2022, de 35,3, y en 2023, es de 32,6.

En comparación con otros países, la brecha de Colombia es la más alta en Suramérica, por encima de Brasil, en donde la brecha es de 27,8; de Chile, en donde es de 20; de Perú, con una brecha de 15,2, y de Uruguay, con 14,9.