Esta norteamericana y autora de varios libros que tratan de romper los mitos sobre la educación tradicional de los niños, está convencida del tema y sostiene que sus investigaciones y hallazgos son contundentes al respaldar que:

En la educación primaria, la correlación entre los logros académicos  y el tiempo que un niño pasa haciendo tareas es de cero”.

Author Heather Shumaker

Es decir que hacer tareas en casa no le aporta nada al proceso de aprendizaje de los menores que están en edad escolar primaria, que usualmente son niños entre los 5 y los 11 años de edad.

Entrevistada por el portal Salon a raíz del lanzamiento de su más reciente libro titulado ‘Está bien subirse por el rodadero: Reglas renegadas para criar niños seguros y creativos’, sostiene que la educación primaria está mal planteada, y defiende la individualidad de los niños y el derecho a comportarse de forma diferente.

Father helping daughter with her homework : Stock Photo

Sus profundas creencias, que serían motivo de polémica en la gran mayoría de colegios tradicionales de un país como Colombia, son el fruto de años de investigación y de revisión de por lo menos 180 estudios que han medido la correlación entre las labores académicas conocidas como tareas y el desempeño escolar de los estudiantes.

Asegura la experta que en ese tema, todo depende de la edad y concluye que:

En la secundaria las tareas pueden ayudar y en la escuela media (entre 6 y 9 grado) suelen servir un poquito”.

Su teoría es respaldada por otro experto en el tema, Harris Cooper, de la Universidad de Duke, quien consultado por el mismo medio dijo que “no hay evidencia de que las tareas, sin importar su cantidad, mejoren el desempeño académico de los estudiantes de primaria”.

Los niños de primaria tienen que enfocarse en otras cosas

Reconoce que tradicionalmente las tareas son relacionadas con el desarrollo de la responsabilidad en los niños o con la creación de buenos hábitos escolares que los ayudarán a desenvolverse mejor cuando lleguen a la secundaria, pero ella asegura que “en un niño de 5, 8 o 10 años hay otras cosas en las que ellos necesitan enfocarse como correr, hacerle muecas a su hermana, cantar, cortar una zanahoria”.

Child and homework looking at something : Stock Photo

Reitera que los niños necesitan descansos que los aparten de la jornada escolar. “Si las tareas y la escuela y el aprendizaje los impactan de forma negativa a la edad de 5 o 6 años, tienen muchos años por delante… Es un desastre en potencia”, asegura Shumaker.

En la larga entrevista la experta dice que “cree que (en el tema de educación) las familias y la sociedad están equivocadas” y respalda esa frase señalando que “las expectativas de los adultos sobre los niños van en contra del desarrollo natural de un menor y los estresan”.

Como adultos estamos todo el tiempo tratando de poner a los niños en una especie de caja cuantificable para cada edad y etapa. Y cuando los niños no encajan, por ejemplo cuando no está listos para leer en kinder, pues los metemos a un refuerzo de lectura”, dice.

Explica que “este comportamiento de los educadores y los padres es erróneo, pues refuerza esa idea de que la educación primaria establece unas metas y si hay niños que no las cumplen se les impone alcanzarlas”.

Cuando, de hecho, el niño no puede hacer nada sobre la forma cómo su cerebro se desarrolla… Y lo hará eventualmente si se le da la correcta enseñanza”, asegura.

Habla también del “temor” con el que los padres están criando a los niños de hoy y que los lleva a querer mantenerlos en casa, sin que salgan ni jueguen ni siquiera al frente de la casa.

Llama la atención sobre la contradicción que representa el hecho de que ahora es cuando más sabe la ciencia sobre el desarrollo del cerebro en los seres humanos y todos esos hallazgos hablan de que los niños aprenden jugando y de que hay una época para todo. Sin embargo, dice, “hay una amplia diferencia entre lo que dice la teoría y lo que hacemos con nuestros hijos a diario”.

Recuerda también que a la edad de niños de primaria ellos tienen la necesidad física de moverse, de tener tiempo libre, y agrega que los niños, especialmente aquellos entre 7 y 8 años, son muy activos y tienen que moverse, y que es precisamente a esa edad cuando se les pide que se queden sentados en un salón de clase.

Y explica:

Cuando ellos mueven su cuerpo ayudan a que su cerebro se reenfoque, especialmente el lóbulo frontal que ellos necesitan para la memoria, el aprendizaje, la resolución de problemas y mantener el control”.