Quizá ahora que te convertiste en padre o madre y has intentado llamar a uno de tus hijos, pero de tu boca salió el nombre equivocado, acordándote de que a tus padres les pasaba lo mismo contigo y tus hermanos.

Esta es una historia que se repite generación a generación en la gran mayoría de familias ¿Sabes por qué nos pasa? Te lo contamos.

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¿Por qué los padres siempre confunden los nombres de sus hijos?

Aunque no lo creas, esta confusión, que es mucho más común de lo que pensarías, tiene su explicación científica y la razón está en el cerebro. En concreto, en la región 44 de Brodmann, neurólogo alemán que le da nombre a esta región de la corteza cerebral vinculada con el habla.

El neuropsicólogo Álvaro Bilbao nos explica que esta zona concreta del cerebro está “programada para recordar palabras”, donde se produce el proceso de “codificación”, clasificando la información para que sea más fácil usar en el futuro. Lo que hacemos cuando memorizamos nuevas palabras es archivarlo: ordenar por familias, por códigos o relacionándolo por áreas, como si fueran carpetas de tu computador.

En el caso del nombre de tus hijos o hijas, la clasificación es muy similar en tu cerebro ya que ambos nombres pasan por “tus carpetas” cerebrales haciendo una misma ruta: niño, familia, hijo, etcétera.

Cuando vamos a llamar a nuestro hijo o hija, el cerebro decodifica esa información y, al ser tan parecido el camino que recorre, nos ofrece los dos nombres, diciendo el equivocado o combinándolos.

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Hay casos concretos que provocan más equivocaciones entre los nombres de dos hermanos. Por ejemplo, que ambos sean del mismo sexo, que la letra inicial del nombre sea la misma (como Marta y María que cumplen ambos condicionantes) y que tengan el número de sílabas.

La ciencia lo confirma

La prestigiosa Universidad Duke, en EE. UU. publicó en el año 2019 un estudio sobre esta curiosidad, apuntando en la misma dirección de lo explicado por Álvaro Bilbao.

Este estudio se centró en determinar por qué confundimos el nombre de un familiar con el de otro pariente. Concluye lo siguiente: “A pesar de que conozcamos mucho a una persona, (como puede ser una hija), la evidencia sugiere que este error se da con más frecuencia entre los más allegados, también entre amigos. Y que esto se debe a cómo se almacenan los nombres de las personas que conocemos en la memoria”.

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En total, los investigadores incluyeron a 1.700 personas en este estudio, para medir la frecuencia en que se equivocan con los nombres, para identificar los factores que llevan al error y cuáles son los mecanismos cerebrales implicados.

Lo que concluyen es que codificamos la información de los dos nombres en una misma carpeta para personas con lazos en común. Por esto, la equivocación podría darse entre todos los nombres que conformen esa carpeta.

Así que, ya sabes lo que debes hacer: si quieres evitar este curioso error del cerebro, elige nombres muy diferentes para tus hijos o hijas. Te equivocarás de todas maneras, pero es probable que lo hagas con menos frecuencia.