Las hormigas de la especie Harpegnathos saltator no viven el mismo tiempo. Mientras las reinas alcanzan a vivir casi 30 años, las obreras morirán en su primer año. Otra “injusticia” natural en esta especie, tiene que ver con que las reinas pueden llegar a poner hasta un millón de huevos durante su vida, mientras las obreras no pondrán ni uno, pues son estériles.

Esta situación, que para la mayoría de personas en el mundo pasaría desapercibida, llamó la atención de un equipo de investigadores del departamento de Bioquímica y Farmacología Molecular de la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos. Los científicos se fijaron en este caso porque va en contra de lo que sucede con los demás animales en el planeta.

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“En la mayoría de los organismos vivos se produce un equilibrio entre la reproducción y la duración de la vida. Una excepción son los insectos, como las hormigas, en los que la actividad reproductiva se limita a una o unas pocas ‘reinas’ que viven mucho más tiempo que las ‘obreras’ no reproductivas”, explicaron los investigadores en su trabajo que fue publicado en la revista Science.

Las hormigas que estudiaron en el marco de investigación, son las Harpegnathos saltator que viven en la India. Aunque estas no viven tanto como las de su especie (las reinas llegan a los cinco años, mientras que las obreras solo siete meses), la tendencia seguía observándose. Sin embargo, los investigadores seguían preguntándose por qué pasaba esto.

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Además, la especie de la India les brindaba una oportunidad única de estudiar el fenómeno. Cuando la reina de la colmena muere, las hormigas obreras pelean por ver quién la reemplazará. La que gana, adquiere un comportamiento similar a la reina, empieza a poner huevos y su esperanza de vida aumenta de los siete meses a los cuatro años. Si una verdadera reina la sustituye, la obrera regresa a su “casta”, deja de poner huevos y su esperanza de vida se reduce.

Claude Desplan, coautor del estudio y profesor de biología y ciencias neuronales de la Universidad de Nueva York, explicó que “las hormigas Harpegnathos, al sufrir un ‘cambio de casta’ reversible de obreras a pseudo-reinas que da lugar a un aumento espectacular tanto de su vida como de su capacidad de reproducción, ofrecen una oportunidad única para estudiar cómo el envejecimiento y la reproducción pueden estar desconectados”.

Tras estudiar el ARN de las hormigas, puntualmente el del cerebro, el cuerpo graso -el hígado de los insectos- y los ovarios, que son las partes de este insecto relacionadas con el metabolismo y la reproducción, los investigadores descubrieron que las hormigas que pasaron de obreras a pseudoreinas producen más insulina en el cerebro para poder producir huevos. Esto, a su vez, llevó a que una de las dos señalizaciones de la insulina (la que controla el envejecimiento y lleva a una vida más corta) se bloqueará. 

Hua Yan, coautor del estudio y profesor de biología en la Universidad de Florida, resaltó que “esta interacción, que evolucionó en las hormigas y quizá en otros insectos, puede contribuir a la inusual longevidad y a la gran cantidad de crías de las hormigas reproductoras”.