Es común que los niños tengan gases, lo que no es normal es que esto se presente excesivamente durante el día, ya que, acompañado por otros síntomas, puede significar que para el niño no es tan fácil digerir la leche.

Si además de esto tu hijo presenta dolor abdominal, diarrea, nauseas, vómitos,  hinchazón abdominal y pérdida del apetito, después de 30 minutos o 2 horas de haber tomado leche, él no está digiriendo correctamente la lactosa.

Sin embargo, para saber a ciencia cierta si tu niño es intolerante a la lactosa es mejor preguntarle a tu médico de confianza, así no solo tendrás un diagnóstico acertado, sino que también podrás ofrecerle una dieta para sus necesidades.

El consumo de lácteos es muy importante en la alimentación infantil, ya que es una gran fuente de calcio y otros nutrientes que le aportan a su crecimiento, por eso no es recomendable retirar completamente la leche de su dieta.

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Actualmente, es mayor la oferta de alimentos lácteos sin lactosa, y tienen el mismo valor nutricional que un alimento lácteo con la lactosa, solo que a estos alimentos se les adiciona una enzima para descomponer la lactosa para que sea más fácil de digerir, sin alterar los demás componentes.

También pueden incluir en su dieta quesos y yogures elaborados a base de leches deslactosadas, pan y galletas libres de lactosa. El niño puede seguir consumiendo las frutas y los vegetales diariamente porque estos alimentos son de origen vegetal y no contienen lactosa. Incluso existen cereales que no tienen adición de leche que también puedes incluirlos en la dieta.

Desde el primer año de edad los niños pueden empezar a consumir Klim 1+ Deslactosado, el cual es más fácil para digerir y es una buena fuente de hierro, zinc, proteínas, vitaminas y calcio.