Su exclusiva vida se conoció a nivel mundial luego de que un usuario del portal Pikabu publicara las fotos.

Las fotos se volvieron virales rápidamente, por lo que el sacerdote eliminó su perfil en Instagram y limitó el acceso a sus otras cuentas en redes sociales.

Sin embargo, varios usuarios criticaron la actitud prepotente del sacerdote y cuestionaron si el camino que había elegido el párroco era el correcto, resaltó RT en Español.

De hecho, la diócesis de Tver tachó las fotos de “mal gusto” y prometió que el caso será estudiado por una comisión disciplinaria, reveló la agencia de noticias.

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Tras el escándalo, Baskákov escribió una carta expresando su remordimiento y aseguró que varios de los productos que salen no le pertenecían y simplemente les tomó fotos en una tienda de lujo, rescató el portal Excelsior.

“Sí, esas son fotos mías, sacadas hace un año o un poco más. Pero no todas las cosas me pertenecen, la mayoría –especialmente las chanclas y la maleta grande– son fotos que hice dentro de una tienda. Ningún sacerdote puede permitirse comprarlas. Y no hay necesidad”, escribió el religioso en su carta.