Lo primero que hay que tener en cuenta para el cálculo es el tamaño de las imágenes en 3D que le dan la forma y el color al planeta Tierra; esas imágenes llenan un área de 524.000 kilómetros cuadrados, cada uno de los cuales pesa mínimo 2 GB, por lo que solo con esas imágenes se requieren 1024 TB.

Luego se cuentan las fotografías aéreas: en este caso no todo el mundo en Google Earth cuenta con esta opción, solo Estados Unidos (con 7’663.000 Km2), algunos países europeos como España, Francia y Alemania, y Japón, en Asia (entre todos ellos completan 1’506.000 Km2), cuentan con parte de su territorio cubierto con este tipo de fotografías, las cuales pesan 2 GB por cada 100 Km2 que ocupan, por lo que completan, en total, 179 TB.

Después, hay que considerar las imágenes de satélite, que cubren cerca de la mitad del suelo terrestre del Globo en buena calidad, esto dejando por fuera a la Antártida, lo que da un área total de 63’638.000 Km2. Cada una de esas imágenes satelitales pesan cerca de 0,3 GB por cada 100 Km2, por lo que ocupan en total 186 TB, a lo que hay que sumar 10 TB más que corresponden a las de imágenes de calidad más baja, que solo ocupan 18 MB por cada 100 Km2.

Finalmente, hay que incluir las imágenes históricas, o sea las zonas en las que se pueden ver fotos de hace algunos años. Según el blog de Google Earth, este cálculo es más complejo de hacer, pero allí se afirma que en Estados Unidos se completan 898 TB; en Europa y Japón, 527 TB; y en el resto de la superficie terrestre, 75 TB.

De manera que hay que sumar:

  • 1.024 TB por la fotos en 3D
  • 179 TB por las fotos aéreas
  • 196 TB por las fotos de satélite
  • 1.618 TB por las fotos históricas

Esto da un total de 3.017 TB (alrededor de 3 petabytes), que se tendrían que almacenar en un disco duro que podría costar 180.000 dólares, asumiendo que un disco de 1 TB cuesta 60 dólares.

Hace 10 años, el peso estimado de Google Earth llegaba a 150 TB, es decir, 20 veces menos que ahora. El crecimiento de esa aplicación ha sido evidente.